ANTROPOLOGÍA CULTURAL: CULTURA Y PERSONALIDAD BÁSICA.
EL ROL DE
Tradicionalmente la educación fue concebida como una actividad que se desarrollaba exclusivamente en el interior de las instituciones educativas y que comenzaba con el ingreso del niño a la escuela primaria. Sin embargo, hoy sabemos que esto constituye un error. Cuando el niño ingresa a la escuela, trae ya muchísimo camino recorrido. El Jardín de Infantes se encarga de desarrollar, ejercitar y perfeccionar nociones que están en la base de todo el aprendizaje escolar. Es así que la noción de número, que se enseña en primer año, sólo podrá ser adquirida si el niño ya trae consigo las nociones previas de cantidad: “muchos”, “pocos”, “todos”, “algunos”, etc.
Lo mismo sucede con la enseñanza de la historia. La noción de tiempo histórico se apoya en nociones más elementales y abarcativas como lo son “antes”, “después”, “ayer”, “hoy”, etc.
Y así sucesivamente con todas las asignaturas y disciplinas que se enseñan en la escuela.
Sin embargo, tampoco puede pensarse que la educación del niño comienza en el Jardín de Infantes. En efecto, al ingresar a este, el pequeño ya trae, también, muchísimo camino recorrido. Ha aprendido a hablar en el seno de su familia, ha aprendido a controlar esfínteres y domina ya muchos automatismos y hábitos adquiridos en el seno de su hogar. Pero además, ya ha sido iniciado en las pautas de relacionamiento con la sociedad, en ese código no explícito que regula las relaciones interindividuales en cada grupo humano.
En efecto, si concebimos a la educación como la actividad que comienza desde el nacimiento, que se ejerce desde el momento en que el animalito humano tiene contacto con los demás humanos, veremos que –como plantean Fullat, Vygotski, Leontiev, y muchos otros- la educación está en la génesis de lo humano. Solo afloran, surgen y se desarrollan las conductas “emergentes” o del tercer nivel, -es decir todas las conductas catalogadas como propias del ser humano (creatividad, lenguaje conceptual, pensamiento lógico, conciencia de sí, imaginación proyectiva, etc)- cuando el niño está en contacto con los demás humanos. El testimonio de los niños ferales demuestra que cada hombre es fruto de la actividad conjunta. Las actividades intelectuales superiores, específicamente humanas, no brotan espontáneamente con el crecimiento del niño, surgen y se desarrollan por el contacto humano. Solo la convivencia con el mundo humano permite que surja “lo humano” que cada recién nacido trae como una posibilidad.
Pero, las investigaciones de
Jean Claude Filloux, en su libro “
Los trabajos de Sullivan, Karen Horney, Erich Fromm, Kardiner, etc. conceden una primerísima importancia al determinante social, concebida la sociedad como un conjunto de instituciones que poseen un efecto determinante sobre la personalidad.
Las investigaciones de las sociedades primitivas, realizadas por Ruth Benedict, Margaret Mead, Linton, Lévi-Strauss, demostraron la relación existente entre el tipo de cultura y el tipo de personalidad. Y así fue como dejó de estudiarse al niño inserto en el seno de la familia occidental moderna, para centrar la atención en niños provenientes de estructuras familiares muy diferentes, que originan tipos de conducta característicos.
La cultura se define como el conjunto de normas, valores, standards de comportamiento, que traducen el “modo de vida” del grupo. La personalidad es un producto psico-social.
Uno de los pioneros de la antropología cultural, Herskovitz, dice:
“Una cultura es el modo de vida de un pueblo, en tanto que una sociedad es el conjunto organizado de individuos que siguen un determinado modo de vida; más simplemente, una sociedad se compone de individuos; la manera en que estos se comportan constituye su cultura”.
Toda cultura posee tres características:
1º- Aunque toda cultura vive a través de los individuos, siempre guarda una relativa independencia respecto de los que la practican. Ningún individuo conoce todos los detalles de la vida del grupo. La cultura está en el grupo, pero no todos la comprenden y conocen un su totalidad. Es un patrimonio común, no individual.
2º- Toda cultura toma el aspecto de modelos admitidos, compartidos, apremiantes, en mayor o menor grado, “standardizados”. Para el individuo, los modos de comportamiento y de pensamiento que le ofrece la sociedad son normas que le señalan aquello que el grupo aprueba y que, por lo tanto, se considera necesario.
3º-Toda cultura traduce en sus aspectos ideológicos (costumbres, creencias morales, filosóficas, etc.), la manera en que el grupo ha resuelto el problema fundamental de la adaptación al mundo físico. La división del trabajo para la obtención de los bienes materiales es un ejemplo de ello.
Si es cierto que en el hombre predominan los modos de conducta adquiridos sobre los innatos, los procesos de adquisición deben tomar la forma de una endoculturación, o sea, de una internalización de la cultura, proceso efectuado a través del ambiente familiar en primera instancia y continuado por instituciones más abiertas en años posteriores.
La antropología cultural señala claramente que todo ser humano debe sufrir este proceso de endoculturación sin el cual no podría existir como miembro de una sociedad. En el transcurso de este proceso, el individuo aprende las formas de comportamiento admitidas por su grupo, y tiende, por consiguiente, a adoptar el tipo de personalidad que se considera deseable.
Las instituciones relativas a la manera de educar a los niños son determinantes en el proceso de endoculturación, pues las experiencias infantiles estructuran la personalidad de una manera indeleble. Las primeras experiencias del niño dependen de las actitudes adoptadas por los adultos, y de los standards de comportamiento que cada cultura determina para la educación de los niños y para definir los roles de cada uno dentro de la sociedad. Las actitudes de aceptación o de rechazo, de protección o de indiferencia, de autoridad o de tolerancia; la forma en que se los alimenta, se los ama o se los adiestra.
Según Kimbal Young, , para comprender la formación de la personalidad se deben tener en cuenta dentro de cada cultura los siguientes elementos: regularidad y grado de rigidez del aprendizaje; cantidad de frustración impuesta, cantidad de amor, importancia de las sanciones de control moral, concepción que se impone al niño sobre sí mismo; la forma en que se lo alimenta, se lo desteta, se lo premia o se lo castiga para el control de esfínteres, etc.
Kardiner, con la colaboración de Linton promovió el estudio de Cora Du Bois en las islas Alor.
“En esta sociedad en que existe buena alimentación (trigo, arroz, bananas, carnes diversas) las mujeres se ocupan de todo cuanto concierne a los cereales y el cultivo de la tierra; los hombres de todo lo que concierne a la carne (cría, matanza, cocción). Hombres y mujeres comen separadamente, son avaros con la comida y no gustan compartirla. La principal actividad masculina consiste en transacciones financieras; el matrimonio es objeto de complicadísimos tratos. Existen odios familiares, guerras de clanes, robos de niños, pero todo puede arreglarse por dinero. La religión está poco elaborada, el dios supremo es un acreedor impaciente al que hay que satisfacer con sacrificios. Se conoce el papel que desempeña el padre en el nacimiento. Después del parto, la mujer permanece ocho días en su casa y da de mamar al niño; luego, al cabo de quince días retorna al trabajo e interrumpe la lactancia. Privado de su madre durante todo el día, librado al cuidado de sus hermanos mayores que lo alimentan mezquina e irregularmente con legumbres y bananas ya masticadas, el niño trata de succionar los dedos de sus hermanos. Más tarde formará parte de bandas de niños en las que se admite el robo en común y el robo entre sus propios miembros.
En esas condiciones, el niño experimenta intolerables frustraciones desde los primeros días de su vida; al mismo tiempo se encuentra privado del sentimiento de seguridad que emana de la imagen materna: la aparición intermitente de la madre por la mañana y por la noche no mejora la situación; se convierte, más bien, en un irritante adicional porque la única imagen de la madre que puede surgir como consecuencia de su atención episódica está caracterizada por sus rasgos frustrantes. Después, la actitud de los padres no hace sino corroborar la primera incoherencia: falta de estímulo e indiferencia cuando el niño aprende a caminar, indiferencia del padre cuya única conducta estable consiste en humillar al niño y en burlarse de él por medio de mentiras y falsas promesas que confirman en el niño el sentimiento de su impotencia para adaptarse a un mundo donde no se puede confiar. La formación del súper-yo es débil y todo obra a modo de provocar un desmenuzamiento de la conducta, en la que alternan la pasividad y violentas explosiones agresivas.
El tipo de personalidad básica que se desprende de esta civilización se caracteriza por la falta de organización de todas las conductas; esta personalidad básica es ansiosa desconfiada, falta de confianza en sí, indiferente al mundo exterior, impotente para emprender, llena de odio reprimido y de agresión latente. Las vanas transacciones financieras se explican por la hostilidad de todos contra todos y expresan a su manera la ansiedad por el alimento; todo el sistema financiero es una serie de obligaciones por las cuales los deseos inconci9entes buscan su satisfacción. En cuanto a la religión, esta es la proyección directa de la personalidad básica con sus dioses ávidos y frustrantes.
Kardiner destaca en esta sociedad una suerte de círculo vicioso particularmente nítido: una determinada concepción del mundo origina una determinada actitud de los padres con respecto a los hijos; esto determina en los hijos actitudes que a su vez los harán actuar con sus propios hijos en la forma en que sus padres actuaron con ellos.”[1]
Si en cada cultura , standards culturales idénticos rigen la educación de los niños, es de prever que se crearán en estos, estructuras reaccionales comunes que son, a su vez, causa de la formación en la edad adulta de rasgos fundamentales comunes. Kardiner elaboró el concepto de “personalidad básica” para caracterizar a aquellos rasgos de personalidad que comparten los individuos de una misma cultura por obra de la educación recibida.
La personalidad básica está determinada por las instituciones primarias (organización de la familia, reglas o costumbres de educación, disciplinas básicas) y determina a su vez, las instituciones secundarias (religiones, mitos, sistemas de valores, ideologías, etc.); de este modo resulta ser el nudo de las interacciones entre lo individual y lo social.
Kardiner definió
En el seno de una cultura conviven muchas sub-culturas.
El siguiente artículo fue publicado en el suplemento dominical del diario “El País”de nuestro país.
De su lectura es posible concluir que nuestra sociedad forja cierto tipo de personalidad básica que no es la misma para todos los grupos que la integran.
Tal es el caso de los niños en situación de calle, cuya personalidad básica está signada por vivencias de peligro y desconfianza en el mundo adulto
Hogar para los niños que se refugiaron en la calle
La educadora le explica que la sábana con elástico va abajo y la otra, arriba. Al ver la funda de la almohada, el chico pregunta: "¿Esta chiquita para qué es? ¿Se ata?". Mientras tienden la cama, cuenta que siempre durmió sobre cartones, tapado con sacos.
"Eso es calle dura", contó la educadora social Fanny Garrido, responsable del hogar Rescatate, gestionado por la fundación CIPFE, en convenio con el INAU. El hogar abrió a fines de marzo, con el objetivo de atender a niños entre 8 y 13 años que reiteradamente quedaban afuera de otros programas dirigidos a niños de calle. Se los llama "de calle dura", o "fugadores", porque no permanecen en ninguna propuesta o institución el tiempo suficiente como para poder realizar un trabajo educativo, y a veces ni siquiera un diagnóstico de su situación.
El impulso de volver a la calle es demasiado fuerte. El objetivo de Rescatate es que aprendan a dominarlo. Viviendo en un internado, con los beneficios de tener comida, cama, atención y juegos, saliendo a la plaza o a hacer deporte, empiezan a intentarlo.
A veces, alguno insiste en que no quiere salir. Luego explica que si salía de la casa se iba a ir. "Porque sabe que no puede contenerse", contó Garrido.
Las razones por las que vuelven a la calle son muchas. Garrido lo describe en términos de una adicción física, tanto a la pasta base, cuyo consumo es bastante común entre estos chicos, como a la adrenalina de hacer una rapiña. Pero la huida también es su recurso. "La fuga en principio surge en forma defensiva, para preservarse. Luego va incorporándola a su conducta. Se va mucho, porque ante cualquier cosa que lo desestabilice se siente más seguro en la calle", explicó. Y la internación, las exigencias, o hasta el cariño pueden desestabilizarlo.
Entonces, buscan la seguridad de la calle, aunque se expongan a problemas de salud, robos y abusos, aunque coman y duerman salteado. A esos males ya están acostumbrados.
AFUERA. "Hay un gurisito que tenía 3 años cuando se iba de la pensión. La madre cuidaba a su hija mujer y le decía a los varones que tenían que ir a la calle. Mayoritariamente son expulsados de sus casas. No siempre de manera tan explícita, pero hay actitudes que a un niño lo llevan a irse", dijo la directora.
La situación de inseguridad y los abusos empezaron en sus casas. De hecho, el niño que no conocía una cama vivía con sus parientes, y hasta iba a la escuela, donde le daban su única comida del día. Pero dormía en el piso, y le pegaban el padre, la abuela, el hermano mayor…
"Sufren maltratos, violencia, abusos de todo tipo. O la obligación de venir con algo, de que cuando el niño retorna a su casa debe de traer determinada cantidad de plata o es golpeado, o no puede volver aun siendo de madrugada", dijo Garrido.
Además, en la calle pueden encontrar un cierto apoyo. "Escuchamos muchas veces, `si fulano está en la calle yo me quedo con él, no lo voy a dejar tirado`. Comparten muchas cosas. A veces para una buena y otras no, a veces lo que se comparte es una rapiña", señaló Garrido.
A veces, los niños son integrados en barras de adolescentes grandes o adultos, y utilizados para cometer actos delictivos. "Como que tienen cierto `amparo`, pero en realidad los usan para robar, ya sea para meterse en lugares de difícil acceso, o porque son chicos, rápidos, y menores", dice Garrido.
En tres ocasiones, dos de gran violencia, esas barras han ido al hogar a buscarlos, "No a hablar con ellos, a querer romper todo para sacarlos", contó Garrido. Esta es una de las razones por la que no se pueden sacar fotos del hogar, para que no sea fácilmente identificado.
"En cuanto a riesgos sexuales, abuso y comercialización, es moneda corriente. Lo que pasa es que muchas veces eso comienza en la casa, de donde se va para preservarse. No son pocos los casos en que ha sido la mamá la mayoría de las veces la que ha explotado sexualmente a los niños", dijo Garrido.
"Cuando se empieza a generar un vínculo de confianza comienza el desahogo, de contar lo que les pasó o dejarlo implícito, después viene una fuerte crisis, con escenas violentas, de furia, de romper cosas, de quererse dañar", contó Garrido.
En esas crisis es cuando el impulso de fuga es mayor. Pero si se supera, se abre una posibilidad. En esa tarde de lluvia, los chicos están contentos con las tortas fritas que cocinaron, y con poder convidar a las visitas. Un día de calma poco antes de que comience el invierno, que acercará más niños al hogar.
Entre la confianza y la furia
El hogar tiene las altas puertas características de las casas viejas. La semana pasada, un niño, en un acceso de furia, arrancó la hoja de una puerta de su bisagra. "Es uno de los gurises que una y otra vez sintió el rechazo de la mamá. Cuando logra poner en palabras lo que siente con eso, como de la nada surge un conflicto y rompe la puerta. Después de llorar mucho y angustiarse, dice que lo que le pasaba era sentir el rechazo de su madre, de nuevo, de venir a verlo". (Publicado por “El País digital” el día 14/6/08)
Vemos así, cómo la cultura se vuelve factor determinante en la formación de lo que somos. La educación recibida moldea la personalidad, a tal punto que nuestras pautas reaccionales, nuestros gustos, preferencias y valores están social y culturalmente determinados.
El texto publicado en la prensa, que narra la entrevista con la directora del centro “Rescatate”, de Montevideo, deja en claro que somos presas de una formación inicial, en la cual, pautas o códigos de relacionamiento con los demás humanos, han dejado su impronta en tal forma indeleble, que nos es imposible evadirnos de ella.
Los niños de “calle dura” suelen escapar de todos los refugios; buscan volver a la calle pues este es el ámbito que les confiere seguridad, valga la paradoja. La calle, en donde el abuso sexual, el hambre, la pasta base y el riesgo permanente son la constante, constituye el ámbito donde se criaron, al cual se adaptaron y en el cual aprendieron a sobrevivir. Sus códigos son los códigos que internalizaron a edad temprana.
La calle se convirtió en su habitat natural ¿Cómo ocurrió esto?
Porque el huir fue la válvula de escape para situaciones peores, donde desde pequeños recibieron sobre sí la violencia y el abuso del mundo adulto; otras veces a la calle fueron arrojados por sus propias madres que los obligaron a practicar el robo o la mendicidad para traer dinero al hogar. Huir a la calle fue la consigna para ponerse a salvo en un comienzo; luego se convirtió en su modo de vida.
Ya, a los ocho o diez años, este modo de vida resulta muy difícil de modificar.
Otro “moldeamiento cultural” es el que la nueva tecnología de la comunicación está operando sobre el cerebro adolescente. Transcribimos otro artículo de la prensa, publicado por
“El Mercurio” (Chile)
El nuevo cerebro adolescente
Además de ser las aplicaciones más populares de Internet, sitios como Myspace Facebook o YouTube están modificando las conductas de toda una generación.
Dos por tres, expertos "ólogos" de algún lugar del mundo inventan un nuevo término para clasificar grupos humanos que comparten patrones de comportamiento, generalmente propios de su época y que los distancian de sus antecesores. Ahora le llegó el turno a todos los usuarios de páginas web 2.0, es decir, aquellas cuyo contenido es generado por los mismos navegantes y funcionan como "redes sociales": Myspace, YouTube, Facebook o cualquier blog pueden ser un buen ejemplo.
El término acuñado para este grupo no podía ser otro: "la generación 2.0". Si bien no se refiere a un tramo etario en particular -"Una abuelita con un blog también participa y funciona en una lógica distinta a la de sus pares", explica el psicólogo chileno Miguel Arias, estudioso del tema-, el grueso del grupo está conformado por jóvenes, que son los más asiduos consumidores de estas tecnologías. Y de acuerdo a un equipo de investigadores andinos, el uso de esos sitios no sólo está cambiando pautas de comportamiento, sino que está reestructurando el cerebro de esos adolescentes.
Colaboración y empatía.
Algo es seguro: el cerebro humano responde con plasticidad al contexto al que está expuesto, por lo que es esperable que se presenten cambios en una cultura muy tecnificada, explica el psicólogo uruguayo Roberto Balaguer. Y estos "jóvenes 2.0" -como los llaman los especialistas chilenos- "están acostumbrados a la cacofonía, a la existencia de múltiples estímulos simultáneos. El silencio los incomoda", apunta. De ahí que esta generación pueda estudiar mientras chatea, ve televisión u oye música, por ejemplo. "Les cuesta leer, concentrarse en una sola cosa, estar sin conexión a algún aparato proveedor de estímulos", dice Balaguer.
Para los especialistas chilenos, la raíz de la modificación es más profunda, pues aseguran que el desarrollo de estas tecnologías está condicionando la forma de actuar del cerebro de manera irreversible, llegando incluso a cambiar la estructura neuronal. "El sistema nervioso central organiza y reorganiza su funcionamiento de acuerdo a la interacción con el medio", dice Arias, director de la consultora chilena Divergente, que estudia el impacto de estas plataformas en la sociedad. "La experiencia 2.0 potencia redes sinápticas a nivel de hemisferio derecho, asociado a la resolución de problemas y a la creatividad, lo que ha sido observado con técnicas de neuroimagen", afirma el especialista.
Así es que los poseedores de este cerebro 2.0 aprecian cosas distintas, "como la colaboración y la participación temática por intereses". Además, aprenden a reconocer el estado anímico de sus pares en sitios tales como un fotolog. En cuanto a estas webs, Balaguer sostiene que cumplen una función de sostén social. "Al pasar por el fotolog de alguien se le reconoce su existencia en el mundo. Cada comentario da cuenta de cuánto es valorado el otro en cuestión. Un fotolog vacío de comentarios es como una fiesta sin gente".
Pero las web 2.0 traen aparejados muchos más cambios. Por ejemplo, en el concepto de intimidad. "El de los jóvenes no es el mismo que el de los mayores. De ahí que sitios como Facebook o Myspace tengan éxito mientras despiertan las sospechas y los temores de los adultos", afirma Balaguer.
¿Más libres?
Un joven de la generación 2.0 se desenvuelve en el mundo más abierto a relacionarse con nuevas personas sin temor y más dispuesto a trabajar en equipo. Así lo ven los especialistas andinos. "La existencia y la manutención de un fotolog, por ejemplo, requiere de los "posteos" y comentarios de otros. Todas las vivencias que se tienen adquieren un cariz más familiar. Pero esta generación no es colaboradora porque sí, sino que necesita del otro para alimentar sus páginas web", dice Arias.
También en ese punto coincide Balaguer: "En las redes sociales se pone en juego el lema de `dar para recibir`, un tipo de colaboración necesaria para la supervivencia online. Esto es un cambio en relación a la competencia individualista moderna, a pesar de que habitualmente se piensa a la computadora como muy individualista".
Debido a esto es que los especialistas chilenos entienden que el razonamiento de la nueva generación es más sofisticado y abstracto, y no necesitan estímulos tan concretos. "Tienen un mayor poder de decisión porque son más autónomos y libres", aseguran. A Balaguer, en cambio, no le queda tan claro que eso sea así. "Creo que hay más intuición y globalidad que análisis y síntesis. Es parte del cambio en las formas cognitivas de abordar la realidad. Yo no me animaría a decir que son más libres. Creo que tienen muchas, muchas opciones, pero pocas guías y eso puede ser también muy desorientador".
Ahí aparece el exceso de lo "auto": autodesarrollo, automonitoreo, autocontrol. "Refleja libertad pero también cierta orfandad de estas generaciones, sin referentes sólidos, con padres temerosos y reacios a `transmitir línea`".
Es que no todo es color rosa en el mundo 2.0. El mayor riesgo es cuando se empieza a vivir a través de esas aplicaciones, así como la disminución de la tolerancia y la capacidad de manejar la frustración, pues son jóvenes acostumbrados a respuestas inmediatas. Pero más allá de las dificultades, vale recalcar lo bueno: "Creo que dramatizan menos, viven más el presente y valoran los aprendizajes contextualizados", concluye Balaguer.
(2.0 El término fue creado por las empresas O`Reilly y MediaLive en 2004 para referirse a una segunda generación de Web.)
Las que siguen son algunas características del cerebro 2.0:
Se da más en jóvenes que están siempre conectados a Internet y usando su celular.
Integra ambos hemisferios.
Reorganiza su conducta a partir de la experiencia.
Las emociones adquieren relevancia y es más capaz de empatizar.
Produce, administra y difunde sus propios contenidos. Es emisor y receptor a la vez.
Considera que todas sus acciones virtuales son una forma de participación.
Para funcionar requiere de la inteligencia global y el compartir contenidos.
Valora la colaboración. Es más solidario.
Forma un consumidor más educado y sofisticado. Hace valer sus gustos y derechos.
El cerebro 1.0, en cambio:
Trabaja más con el hemisferio izquierdo.
Cree que los seres humanos no cambian, son rígidos.
Valora lo lógico, así como lo racional.
Se siente más cómodo con un sistema de información vertical. Es pasivo, sólo receptor.
Es más común en los adultos que no generan contenidos en Internet.
Entiende la participación sólo a través de la copresencia y la acción directa.
Valora la retención y memorización de la información.
Es competitivo y más individualista.
Genera un consumidor desinformado y poco exigente.
Le cuesta recibir comentarios positivos y valorar sus logros.
Para reflexionar:
¿Cómo será la PB de estos niños de "calle dura"?
22 comentarios:
JUAN A. CASTRO - ANALÍA COSTA (4ºA)
Según Kardiner, la personalidad básica es el conjunto de estructuras reaccionales comunes a un grupo de personas que pertenecen a una misma cultura y recibieron la misma educación. Acorde a esto, podemos decir que los niños de "calle dura" tienen una personalidad básica con fuertes rasgos de inseguridad, agresividad, desconfianza, inestabilidad, miedo, rechazo, entre otros. Esto sucede porque estos niños han nacido en contextos de alta vulnerabilidad y sufrieron allí todo tipo de abusos, maltratos, abandonos y violencia en general, sobre todo de su propio núcleo familiar, lo que imprimió esos rasgos a su personalidad. Como resultado de estos maltratos los niños a temprana edad, y cuando deberían estar aún en el seno de la familia, deciden abandonar el hogar e instalarse en la calle, donde sienten la falta de límites físicos y humanos como símbolo de libertad, pero por sobre todo de seguridad. Estos sentimientos se ven fuertemente reforzados con el intercambio y la creación de lazos con otros niños o jóvenes que vivieron situaciones similares. De esta manera se conforman "bandas" o grupos que poseen reglas, roles y funciones determinadas, y cuya principal función es asegurar la subsistencia del grupo, y la satisfacción de sus necesidades (aunque esto implique delinquir). Estas necesidades no se adecuan con lo que nosotros consideramos necesidades básicas ya que incluyen también el consumo de sustancias nocivas como tabaco, alcohol y drogas a una temprana edad.
Así, los niños se adaptan a la vida en la calle y por lo tanto a sus normas y códigos, diferentes a los de la cultura dominante. Al integrarse a un centro de inclusión social como es "Rescatate" sufren reacciones adversas debido a que sienten una regresión a lo que fue su vida antes de las fugas, cargadas de violencia y agresividad, y así lo demuestran en sus actitudes.
Lo que nosotros desde nuestro rol podemos ver como una conducta esperable, que sientan agradecimiento y gusto por estar en un ambiente físicamente seguro y contenido, para ellos significará un fuerte impacto en las estructuras y los códigos que debieron crear como forma de adaptarse a la realidad de la indigencia.
Ahora bien, la pregunta que debemos realizar desde nuestro rol como futuros docentes debe ser: ¿cómo podemos hacer para revertir estas situaciones de exclusión social? Sin lugar a dudas esta realidad de vida impide el desarrollo óptimo de todas las facultades del niño, pero deben buscarse las estrategias para que estos niños logren integrarse en la sociedad sin imponerles un modo de vida para el que no están adaptados ni sienten necesidad de hacerlo, ya que esto solo provocaría mayor rechazo por una estructura dominante que actúa de forma cohercitiva. Para lograr esta integración, la sociedad en su conjunto debe actuar con las intituciones pertinentes para poder revertirla.
Comentario de Ximena Martínez – Eloísa Tambasco Fierro.
Teniendo en cuenta que las conductas de los niños son producto de las influencias del entorno, podríamos decir que los niños de “calle dura”, son resultado de la interacción con este.
Éstos niños han vivido y formado parte de su personalidad básica en la calle, como consecuencia de múltiples situaciones vividas. A su vez presentan grandes dificultades para adaptarse a un medio diferente al propio, es por esta razón que no permanecen en instituciones por un largo período.
Los rasgos que definen su personalidad básica son: la desconfianza, como resultado de malas experiencias, por ejemplo: el abandono de la familia, o la explotación de la misma. De aquí se desprende la soledad como elección de vida y modo de supervivencia. A su vez presentan dificultades para recibir y dar afecto a otras personas, porque no logran visualizar una acción desinteresada en el otro, respondiendo con violencia a diferentes situaciones cotidianas. Es casi inevitable la reproducción de experiencias vividas en el desarrollo de su vida en sociedad, generando el rechazo de otros grupos sociales, que conformaron la personalidad básica en otro contexto.
Analía Barreiro, Laura Rivero,Betiana Rodriguéz,Mariana Santarcieri, Ana Cecilia Vera.
La educación es una actividad que comienza desde el nacimiento, desde el momento en que el animalito humano tiene contacto con los demás humanos.
En el transcurso de este proceso, el individuo aprende las formas de comportamiento admitidas por su grupo, y tiende a adoptar el tipo de personalidad que se considera deseable. De ahí que sus primeras experiencias dependen de las actitudes adoptadas por los adultos, y de los standards de comportamiento que cada cultura determina.
Por esto es importante considerar las actitudes que los adultos, es decir, la familia le trasmite al niño, estas pueden ser de aceptación o de rechazo, de protección o de indiferencia, de autoridad o de tolerancia; marcando de forma indeleble la personalidad básica de estos.
“Una cultura es el modo de vida de un pueblo, en tanto que una sociedad es el conjunto organizado de individuos que siguen un determinado modo de vida; más simplemente, una sociedad se compone de individuos; la manera en que estos se comportan constituye su cultura”. Entonces podemos establecer que la personalidad es producto de un proceso pisco- social, es decir, para conformarla tiene influencia la cultura en la que el injdividuo está inmerso.
Kardiner definió la personalidad básica como “una configuración psicológica particular, propia de los miembros de una determinada sociedad, que se manifiesta por un determinado estilo de vida sobre el cual los individuos tejen sus variantes singulares”.
Esto se refleja en el relato del hogar Rescatate , lugar que se ubica en Montevideo cuya finalidad es amparar a todos los jóvenes de la calle. Se les proporciona vivienda, alimentación, salidas didácticas, entre otras cosas.
Estos jóvenes se los llama "de calle dura", o "fugadores", porque no permanecen en ninguna propuesta o institución el tiempo suficiente como para poder realizar un trabajo educativo.
Su personalidad básica está determinada por las primeras experiencias que recibieron en su hogar, donde el abuso, el maltrato, la violencia, adicciones a la pasta base y el alcohol así como también el abuso sexual, la falta de afecto, entre otras cosas hacen de una conducta agresiva, desconfiada del mundo adulto, con una pobre imagen de sí mismo, carente de proyecto de vida y reproductora de sus vivencias a su futura descendencia.
Teniendo en cuenta la profesión docente es muy importante considerar los modos de vida y situaciones de cada niño que este en nuestra aula pero no es posible revertir esas situaciones “ duras” en la mayoría de los casos.
Para reflexionar:
¿Cómo será la PB de estos niños de "calle dura"?
Son niños con poco apoyo del hogar, que son forzados desde pequeños a vivir en la calle, a pedir limosna, a robar y ser victimas de muchos peligros como abusos, explotación, prostitución, etc. La calle se convierte para ellos en un lugar seguro ya que en ella se encuentran con grupos de personas en su misma situación y ahí se sienten parte de esta subcultura.
Estos niños manejan códigos comunes de la calle como por ejemplo: hacer lo que sea para conseguir alimentos o dinero para poder comer o muchas veces para consumir drogas.
Comparten ideales como ser solidarios, cooperativos (ya sea para robar o compartir otras situaciones), protegerse entre sí, sienten además una obligación, un compromiso hacia aquel que se encuentra en su misma situación (aunque no lo conozca).
Son niños que muchas veces no resisten al encierro, se rehúsan al cariño porque lo ven como una amenaza.
El modo de actuar y de pensar de estos niños responde a la cultura común en la que nacieron y crecieron; son reproducidas por ellos además porque son los estándares de vida a través de los cuales se asegurarán de ser aceptados por su núcleo. De modo que el sentido de solidaridad que ellos comparten es particular de su grupo y no es compartido por toda la sociedad a la que pertenecen; lo mismo sucede con la concepción de los valores en general.
Esto hace que su modo de vida sea mal visto por la mayoría de la sociedad que en su mayoría los discrimina y les hace sentir su rechazo.
Pero además el modo de vida que llevan hace que sea un sector vulnerable de la población, al que debería apuntar con mayor eficacia una política social; pero no dirigida a cuando ya son niños grandes o adultos, sino atacar a esta realidad ya desde la cuna, desde que nacen o antes. Esto es, teniendo en cuenta el hecho de que las experiencias infantiles estructuran la personalidad de una manera indeleble.
Una vez que éstos niños ya tienen formada su personalidad básica, tienden a rechazar una inserción a la sociedad, se niegan a cambiar su modo de vida, no aceptan ser ellos los que tienen un comportamiento erróneo y si en algún caso esto sucediera que admitieran su error e intentaran cambiar, termina en su mayoría en un fracaso mayor y gran frustración.
En su mayoría no son seres afectivos, reproducen la violencia experimentada por ellos, sienten diversos aspectos negativos como hechos comunes lícitos de ser repetidos.
Juan Angelero, Matías Arníz, Silvana de León, Elisa Fastoso, Elina Pérez, Paola Pérez. 4ºA
La sociedad tiene un efecto determinante sobre la personalidad. Esta sociedad se compone de individuos y la manera en que éstos se comportan constituye su cultura. El individuo aprende las formas de comportamiento admitidas por su grupo y tiende a adoptar el tipo de personalidad que se considera deseable. Es decir que las experiencias infantiles estructuran la personalidad. Las mismas dependen de las actitudes adoptadas por los adultos.
La personalidad básica son el conjunto de rasgos de personalidad que comparten los individuos de una misma cultura por obra de la educación recibida. Este es el caso de los niños “de calle dura” o “fugadores”, se los llama así porque no permanecen en ninguna propuesta o institución el tiempo suficiente como para poder realizar un trabajo educativo; el impulso de la calle es más fuerte; vuelven a ella por adicción a la pasta base, la adrenalina de una pelea. En definitiva se sienten más seguros en la calle.
En ella se exponen a problemas de salud, robos, abusos, muchas veces no comen o no duermen, sufren maltratos o violencias, riesgos sexuales, pero a pesar de todo esto el impulso por volver a la calle es demasiado fuerte; esto se debe a que la calle es el ámbito en el que crecieron, en la calle aprendieron las normas de comportamiento admitidas por su grupo.
La educación que recibieron moldeó su personalidad de tal manera que son presas de una formación inicial, es por este motivo que a pesar de tener la oportunidad de vivir en un internado con beneficios de comida, cama, atención, juegos, a posibilidad de realizar deportes ellos vuelven a la calle ya que este es el ámbito en el cual crecieron y al cual se adaptaron y aprendieron a sobrevivir de sus riesgos.
Dayana Burel 4º/B
Para reflexionar:
¿Cómo será la PB de estos niños de "calle dura"?
Si partimos de investigaciones la educación en los primeros anos en el ser humano determina la personalidad que tendrá durante su vida.
Kardiner definió la personalidad básica como “una configuración psicológica particular, propia de los miembros de una determinada sociedad, que se manifiesta por un determinado estilo de vida sobre el cual los individuos tejen sus variantes singulares”.
Cuando leemos el texto de los niños “de calle dura” o “fugadores”, se los llama así porque no permanecen en ninguna propuesta o institución el tiempo suficiente como para poder realizar un trabajo educativo.
Se hace referencia a niños que viven en la calle.
Son niños que están expuestos a sufrir abusos, a prostituirse por dos pesos ( para comer o comprar droga).
Su personalidad básica está determinada por las primeras experiencias que recibieron.
Claro esta que para ellos es normal el formar grupos para salir a pedir plata, robar, dormir en las calle.
Es que esta última se convirtió en su lugar, refugio, protección de la sociedad que los termina excluyendo, rechazando.
Los que viven en la calle crean su propia cultura para sobrevivir.
Cuando a un niño de la calle se lo intenta insertar en la sociedad este la rechaza
Se trabaja con ellos cuando ya tienen unos años de vida, los mismos ya han recibido educación de la calle y adquirieron su personalidad, es muy difícil tratar con ellos.
Se lo intenta que adquieren nuevos valores, nuevas costumbres, trabajar con su autoestima, que alguien se preocupe por ellos., que tengan comida, lugar calentito, pero no es atractivo para el niño.
Por esto siempre vuelve al lugar de protección, lo que conoce: la calle.
Adriana Colósimo 4ºB
Para reflexionar:
¿Cómo será la personalidad básica de estos niños de "calle dura"?
En primer lugar, según Kardiner, la personalidad básica es el conjunto de estructuras reaccionales comunes a un grupo de personas que pertenecen a una misma cultura y recibieron la misma educación. Por lo tanto, podemos establecer que la personalidad es producto de un proceso pisco- social, es decir, para conformarla tiene influencia la cultura en la que el individuo está inmerso.
Por lo cual, podemos decir que los niños de "calle dura" tienen una personalidad básica con fuertes rasgos de inseguridad, agresividad, desconfianza, inestabilidad, miedo, rechazo, en el mundo adulto.
Así, los niños se adaptan a la vida en la calle y por lo tanto a sus normas y códigos diferentes a los de la cultura dominante.
Éstos niños han vivido y formado parte de su personalidad básica en la calle, como consecuencia de múltiples situaciones vividas. A su vez presentan grandes dificultades para adaptarse a un medio diferente al propio, es por esta razón que no permanecen en instituciones por un largo período, como para poder realizar un trabajo educativo, por lo cual, se los llama "de calle dura", o "fugadores”.
Por este motivo, la calle, se convierte para ellos en un lugar seguro ya que en ella se encuentran con grupos de personas en su misma situación y ahí se sienten parte de esta subcultura, a su vez, constituye el ámbito donde se criaron, al cual se adaptaron y en el cual aprendieron a sobrevivir, en donde el abuso sexual, el hambre, la pasta base y el riesgo permanente son la constante. Al igual que sus códigos son los códigos que internalizaron a edad temprana, ya que, las experiencias infantiles estructuran la personalidad de una manera que no se puede borrar.
En el momento en que los niños ya tienen formada su personalidad básica, tienden a rechazar una inserción a la sociedad, se niegan a cambiar su modo de vida y sus formas de comportamiento.
Ahora bien, ¿qué papel cumple la educación? La misma es una actividad que comienza desde el nacimiento, desde el momento en que el animalito humano tiene contacto con los demás humanos.
En el transcurso de este proceso, el individuo aprende las formas de comportamiento admitidas por su grupo, y tiende a adoptar el tipo de personalidad que se considera deseable. De ahí que sus primeras experiencias dependen de las actitudes adoptadas por los adultos, y de los standards de comportamiento que cada cultura determina.
Vemos así, cómo la cultura se vuelve factor determinante en la formación de lo que somos. La educación recibida moldea la personalidad, a tal punto que nuestros valores están social y culturalmente determinados.
Desde mi perspectiva como futura docente, tenemos que, considerar los diferentes modos de vida y comportamientos de nuestros alumnos dentro de las aulas, aunque no es posible revertir esas situaciones en la mayoría de los casos.
Natalia Pacheco: 4º
Para reflexionar:
¿Cómo será la PB de estos niños de "calle dura"?
Estos niños presentan una personalidad básica propia del contexto donde han sido criados, es decir del ambiente que han vivido desde el momento de su nacimiento.
Muchos de estos niños se caracterizan de esta manera por:
1. No haber recibido la contención necesaria de parte de su familia para poder enfrentar las diversas circunstancias de la vida.
2. Otros carecen de su núcleo familiar conviviendo en la calle e incorporando sus enseñanzas positivas y negativas.
3. En otras ocasiones consideramos que es la propia familia la que le impone deberes que no son propios de la edad del niño. ( Ejemplo: traer dinero al hogar )
4. Consideramos importante que el contexto que rodea al niño, es decir el barrio, la vivienda (Monohambiente ), nivel socio- económico, la composición de la familia y educación de los padres, condicionan la personalidad básica del niño
Por todas estas causas es que consideramos a estos niños del hogar Rescátate con una personalidad básica que refleja la cultura que han incorporado debido a las condiciones mencionadas anteriormente. Con lo cual no queremos decir que la personalidad básica de estos sea mala, sino que ante la sociedad no es la mejor y la que debe tener una persona para poder convivir en la misma.
Integrantes: Micaela Frábega, Andrea Melgar, Paola Camponovo
Para Fromm la personalidad es la "totalidad de las cualidades psíquicas heredadas y adquiridas que son características de un individuo y que hacen al individuo único. La diferencia entre las cualidades heredadas y las adquiridas es en general sinónima de la diferencia entre temperamento, dotes y todas las cualidades psíquicas constitucionales, por una parte y el carácter por la otra"; él autor, hace una diferenciación entre temperamento y carácter, en donde uno está referido a la características propias del individuo y el otro, a su aspecto “social”.
El carácter es el conjunto de características psíquicas ligadas a la experiencia, a la vida social, a la cultura y a la influencia del medio, lo que podríamos relacionar con el concepto de personalidad básica, ya que este vincula al individuo con la cultura en la que está inmerso.
Según las investigaciones realizadas no puede catalogarse a la sociedad occidental con una forma determinada de “personalidad”, porque en esta subyacen diferentes grupos, que no necesariamente actúan de forma similar ante las situaciones que les toca vivir; cada uno tiene un “modo de vida” particular.
Se dice que las primeras experiencias de los niños en el seno familiar o en el grupo de los adultos, con el que tiene sus primeros contactos, son claves para el proceso de formación de su personalidad; es decir, que los sentimientos o las emociones que pueda experimentar en esa etapa (frustración, abandono, rechazo, indiferencia, tolerancia o protección) determinará en cierta medida, su relacionamiento social.
Por ejemplo, el estudio de Cora Du Bois en las islas Alor, mostró una serie de conductas de los adultos hacia los niños, las cuales originaban en éstos sentimientos de inseguridad, ansiedad y frustración, provocados por la actitud de los adultos frente a la vida; de lo que suponemos, ellos también recibieron durante su niñez.
Kardiner habla de la “personalidad básica” como aquella en donde los individuos comparten caracteres similares, dados a partir de una determinada educación y dentro de una misma cultura.
Uno de los ejemplos planteados, es el de los niños de la calle, lo cual nos muestra la cruda realidad en la que viven muchos niños.
Muchos adultos creemos que la calle de por sí es un peligro; sin embargo para muchos de estos niños, la misma se convierte en “algo seguro” diferente de lo que es el hogar violento y manipulador; es difícil pensar que de la calle se puedan rescatar experiencias que generen sentimientos o personalidades firmes o seguras, o más aún, creer que las mismas conductas no serán transmitidas a las próximas generaciones, o que no se repetirán las mismas conductas.
La calle, la subcultura en la que se encuentran, les genera códigos, afectos que quizás para el resto de la sociedad no sean los más aceptados, pero aún así, esta es la manera como ellos” enfrentan y sobreviven” a la sociedad que no eligieron, pero, les tocó vivir.
Matilde Ramos 4º B
¿Cómo será la PB de estos niños de "calle dura"?
Consideramos importante hacer referencia al concepto de “personalidad básica” que vincula a cada individuo con la cultura en la cual está inmerso.
Jean Claude Filloux, afirma que es imposible interpretar la conducta del individuo prescindiendo del medio social del cual provienen los estímulos, barreras y modelos que condicionan su acción.
Los autores Sullivan, Horney, Fromm y Kardiner le otorgan gran importancia a la sociedad, concebida a ésta como un conjunto de instituciones que poseen un efecto determinante sobre la personalidad.
Hoy en día estamos atravesando por un proceso de grandes transformaciones sociales en la estructura familiar, los valores transmitidos de una generación a otra y las funciones que cumple, donde son delegadas a otras instituciones, por ejemplo la escuela, la cual se vuelve “asistencialista” dejando de lado los roles primordiales que debe cumplir.
En nuestra cultura podemos visualizar varias maneras de caracterizar la personalidad básica, según la educación recibida, ya que esta nos moldea, a tal punto que nuestras reacciones, gustos, preferencias y valores están social y culturalmente determinados.
La cultura se vuelve factor determinante en la formación de lo que somos.
Teniendo en cuenta el artículo publicado por la educadora Fanny Garrido, responsable del hogar Rescatate, consideramos que los niños que asisten al refugio, presentan carencias en cuanto a educación, familia, atención y cuidados.
Han nacido en un contexto vulnerable, en el cual sufren violencia, maltrato, abuso, abandono, etc., lo que lleva a fijar su personalidad y a encontrar seguridad en la calle, por este motivo deciden instalarse allí y fugarse del refugio. Esto se debe a que, el ámbito de la calle, es donde se criaron, al cual se adaptaron y en cual aprendieron a sobrevivir.
La calle, se convirtió en su hábitat natural, huir a la misma fue la consigna para ponerse a salvo en un comienzo; con el paso del tiempo se convirtió en su modo de vida, el cual, les resulta muy difícil modificar.
Acorde a esa situación, podemos definir su personalidad básica, como: niños inseguros, vulnerables, desconfiados, irrespetuosos, agresivos, miedosos, lo que lleva a la sociedad a excluirlos.
Son niños que desde corta edad se ven obligados a salir a la calle y sobrevivir a costa de muchos peligros (abusos, maltrato, prostitución), donde escasean los alimentos, el abrigo y para conseguirlos, no miden las consecuencias, llegando al punto de: matar, robar, abusar, etc.
Se ven forzados a consumir sustancias adictivas y perjudiciales para su salud como forma de evadir su frustrante situación de vida. En este ámbito, encuentran “lazos” y conforman “bandas” con otros jóvenes que se encuentran en la misma situación, los cuales se manejan con los mismos códigos.
Los códigos, en este caso, son las formas de discurso presentes durante los primeros años de vida del niño, que se van internalizando y lo afectan en el transcurso de su vida.
Estos niños poseen un código restringido, una forma de discurso vinculado al entorno cultural de una comunidad o distrito de clase baja.
El vocabulario es extraído de una gama muy reducida. Las intenciones del que habla son, en términos relativos, no elaborados verbalmente y se aprecia un énfasis en el simbolismo descriptivo concreto, tangible y visible.
Mónica Clavijo, Melissa Frutos y Sofía Parodi - 4to B -
Se reconoce en los niños de calle dura una personalidad básica con rasgo de inseguridad, son desconfiados porque aprendieron en sus hogares a serlo, ya que vivieron en contextos donde se les obligo a estar alerta para conservar sus vidas, de muchas cosas del abuso, de la violencia física, verbal, sexual entre otras. Es el contexto quien obligo a estos niños a buscar refugio en las calles, donde reina el riesgo la violencia, el robo, el abuso, pero ésta les brinda mas seguridad que su hogar, además los niños de calle dura se sienten libres, sienten que ahí nadie les puede hacer daño. Se agrupan con pares y gente mayor con historia de vidas similares a las de ellos, esta gente les merece confianza y seguridad más que la que le daba su hogar. Con estas personas convive, acepta sus reglas, aprende a robar para vivir, y muchas veces consumen todo tipo de drogas que les permiten mantenerse alerta durante la noche, tomar coraje para cometer todo tipo de actos delictivos. Cuando alguien como en este caso, los quiere ayudar sienten rechazo, se sienten a la defensiva, no se pueden vincular de forma afectiva porque esta acostumbrado a los golpes, el abuso, y luego que se sintió seguro en la calle, volver a vivir con códigos y limites que nunca conocieron diferentes a los de su hogar y a los de la calle, los asusta y los hace sentirse en peligro. por ello cada vez que pueden escapan de los hogares, se sienten mas seguros y libres en la calle, necesitan muchas veces sentir la adrenalina que les produce el peligro, les hacen falta las drogas para olvidar esa realidad que tanto dolor les causa.
Johana Viana
Para centrarnos en el tema se hace necesario definir qué es personalidad básica. La misma es la personalidad que forma un grupo de personas donde influye la cultura, el medio dende está inmerso y las personas con las que convive y se relaciona.
Según Kardiner, la personalidad básica es el conjunto de estructuras reaccionales comunes a un grupo de personas que pertenecen a una misma cultura y recibieron la misma educación.
Estos niños de la "calle dura" se caracterizan por ser independientes, libres, sin cariño, sin un mayor que los ampare, sin un hogar, sin refugio, violentos, desconfiados, inseguros, desamparados.
Dichos niños se han criado en la calle, se educaron allí y la conocen más que nadie. Es su hogar, en ella han aprendido todo lo que saben. Se defienden entre ellos, satisfacen sus necesidades desde allí, es muy difícil cambiar estas formas de vida, esta educación en la edad temprana de esos niños.
Natalia Delucca Negrín 4º B
Lorena González
Los niños de la calle dura:
La personalidad básica de estos niños se caracterizará por: la agresividad, inseguridad, desconfianza, el porque de estos rasgos, es porque entre otras cosas en que estos niños se han sentido desprotegidos(ya que en el seno de su familia no estuvo protegido del dolor y del peligro, no recibió una alimentación adecuada, no se sintió cuidado). El niño verá al mundo como peligroso y estará en una postura defensiva.
Estos niños no recibieron el afecto necesario que todo niño debe recibir fundamentalmente de su familia, no se sintió amado, y esto repercutirá luego en su relación con los demás, no aceptará límites, ni tampoco aceptará de buena manera castigos y frustraciones. Los niños de la calle dura no poseen ningún tipo de hábitos, y es por eso que les costará adaptarse a cualquier norma esencial de convivencia que se le intente imponer. Serán personas con la autoestima baja, tendrán problemas de control y autocontrol, ya que al vivir en la calle donde no se les impone ninguna regla, no tolerarán ninguna frustración, harán lo que quieran, cuando quieran. Tendrán una personalidad agresiva ya que reproducirán lo que ellos vivieron, como fueron ellos criados en sus primeros años de vida, primero con sus familias, y luego en la calle. Serán personas que les costará canalizar su agresión y tendrán problemas para adaptarse a la sociedad, esta es una de las causas por la cual no pueden estar mucho tiempo en un centro de recuperación, por su conducta antisocial.
Les costará por lo tanto emprender algo en la vida, vivirán el día a día, sin ninguna perspectiva a futuro.
Lorena González- filosofía de la educación
Sabemos que al ser humano lo determina la educación en los primeros años de vida, es decir que existe una estrecha relación entre la personalidad y la cultura. Quien se encargó de estudiar la “personalidad báscia” fue Kardiner que desde una perspectiva culturalista, desarrolló en el período de entreguerras la corriente Cultura y Personalidad, una de las vías de implantación del psicoanálisis en los Estados Unidos, al lado del neofreudismo. A la idea freudiana de la estructuración psíquica propia de cada sujeto él opuso la de una estructuración psicológica característica de todos los miembros de una misma cultura, y la denominó personalidad básica.
Con respecto a los niños de la calle dura, podemos decir que ellos han vivido y se han formado dentro de un contexto de violencia, maltrato, abuso, abandono, niños que han convivido con todas estas cosas y de un momento a otro son llevado a una institución que pretende cuidar de ellos y reeducarlos. Ellos responde a esto como “fugadores”, logran mantenerse muy poco tiempo dentro de la misma, escapándose a la calle, al luguar donde primero habitaron, rodeado de las cosas anteriormente dichas por el simple motivo que ahí se sienten seguros; fue en la calle donde crearon y forjaron esa “personalidad básica”, fue ahí en donde se adaptaron y lograron sobrevivir, donde tomaron sus primeras experiencias.
Patria Lanz- Verónica Villalba 4ºB
Si nos basamos en lo que dice: Max Scheller, que los valores son entidades irreales, -pues no tienen existencia independiente de los bienes que los sustentan-, pero no puede decirse que sean ideales. Pues no son ni ideas ni conceptos. Los conceptos se explican y se entienden por vía racional, mientras que los valores se captan por vía intuitiva y emocional. Nadie puede explicar la belleza con palabras o argumentos; la belleza se percibe, se intuye, se disfruta y se experimenta mediante ella una peculiar emoción.
Los valores éticos se viven y se practican; la educación en valores consiste en un clima especial que se genera en el seno de un grupo humano. Así como se habla del “clima institucional” que caracteriza a un centro educativo, también puede decirse que la educación en valores está dada por un determinado clima áulico, y por el vínculo que se ha generado entre los integrantes del grupo.
Cabe aclarar que por lo antes expuesto se explicaría lo que se le pide a la señorita maestra ya que de acuerdo con esa época se pretendía la “corrección y quizás se podría decir que hasta la deshumanización de esta al privarle que demostrara afecto o interés por otras cosas que no fuera la escuela, tomando como esta a los niños y su entorno.
Era casi evidente pedir este comportamiento a la maestra ya que se pretenden niños correctos y aplicados. Sin tomar en cuenta las individualidades ya sea desde el punto de vista del aprendizaje e independientemente de la situación emocional de cada alumno. .
El encargo de esta época 1923 era muy importante al igual que el que se le otorga hoy claro esta que con la salvedad de que hoy la maestra esta muy desprestigiada por decir de alguna manera, ya sea por el motivo que sea: la mala practica que se hace de esta profesión y con esto hago referencia a que quizás no se tiene el compromiso necesario para lo que significa este rol de docente y guía de un niño que lo que mas necesita a mi entender es afecto , paciencia y dedicación, ya sea que se haga referencia al niño de 1923 o al niño de hoy.
La base de la relación de alumno – maestro/a es primero llegarle mediante el afecto y luego si darle los conocimientos que se pretendan.
Claudia Coimbra 4º B
La estructura básica de la personalidad es un producto inducido en los miembros de una sociedad por las formas específicas de las instituciones de cada sociedad, la forma, contenido, estilo y los medios para resolver los problemas de la vida, varían, en consecuencia, ampliamente de cultura en cultura; ellas también varían en el tiempo en cualquier cultura en la medida que cambian las instituciones primarias. Kardiner, que era un neofreudiano que enfatizaba tanto a las influencias formativas de la niñez como la importancia de los determinantes culturales, sostenía que las instituciones primarias eran una influencia clave en la personalidad básica. Esto, porque a través de la interacción, las características de las instituciones primarias son proyectadas en -o muy influyentes para moldear- las instituciones secundarias tales como la religión, mitología, sistemas de creencias, la ideología y la política.
Virginia Otárola, Ximena González y Adriana Gallo
Dichas instituciones primarias, se refieren a aquellas estructuras sociales que son más influyentes en determinar la personalidad básica de una sociedad. El énfasis es en instituciones que impactan directamente en las prácticas de socialización y de las experiencias de la niñez, por lo que decidir qué instituciones son primarias en una sociedad, es una cuestión empíricamente abierta (hay que investigarla).
Las instituciones secundarias influyen mucho en lo que los antropólogos llaman sistemas de creencias, religión, mitología. Estas son vistas como productos de fantasía colectivas, o proyecciones grupales de deseos, necesidades y conflictos subjetivamente compartidos. Kardiner alega que, una vez formadas, la estructura básica de personalidad de una sociedad moldearía el contenido y significado de las fantasías proyectadas, tales como las creencias acerca de lo sobrenatural. Así un tipo de personalidad básica fuertemente autoritaria debería ser correlacionada con las creencias proyectadas acerca de dioses muy altos y poderosos.
Algunos investigadores han considerado que la experiencia de los primeros cinco o seis años de vida tiene una influencia crucial en la personalidad (derivada de fuertes influencias del psicoanálisis freudiano sobre estos antropólogos) y esto parece ser muy cuestionable porque las experiencias de vida posteriores pueden modificar los efectos psicológicos de la primera socialización. Prueba de esto es el caso de los niños de calle dura, pues si bien en la mayoría de los casos podría presumirse su fracaso; también puede afirmarse que muchos de ellos tienen la capacidad de salir de su situación.
Las características generales de su personalidad serían: agresividad, violencia, desequilibrios emocionales, falta de autoestima, impulsividad, rechazo a la seguridad y a los afectos que desconocen, rechazo a rutinas de conducta preestablecidas y aceptadas por el resto de la sociedad, etc.
Los modelos aceptados hacen que dichas características encontradas no tengan que ver con ellos y explican la tendencia a “encasillarlos” y condenarlos. Pero sabemos que existe un concepto relativamente nuevo, que tiene que ver con la invulnerabilidad o capacidad de afrontar adversidades, el adjetivo “resiliente” o resiliencia. De acuerdo a la definición de Grotberg, se trata de una capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, transformarlas y ser superadas positivamente por ellas.
Virginia Otárola, Ximena González y Adriana Gallo- 4ºB
Los atributos personales del resiliente: control de las emociones y de los impulsos, autonomía, sentido del humor, alta autoestima, empatía, capacidad de comprensión y análisis de las situaciones, cierta capacidad cognitiva, capacidad de atención y concentración. En tanto, para promoverla, el medio o la institución primaria que los contenga, necesita cumplir con ciertas condiciones: la seguridad de un afecto recibido por encima de todas las circunstancias y no condicionado, la relación de aceptación incondicional de un adulto significativo (que no tiene por qué ser un familiar directo) y la extensión con redes informales de apoyo.
Esta capacidad, permitiría la superación de los niños de calle dura, si educadores y trabajadores de la salud realizan un trabajo en conjunto, promoviendo ciertas acciones:
• Estimular el desarrollo de las capacidades de escuchar, de expresión verbal y no verbal, y de comunicación en general.
• Fortalecer la capacidad de manipular la rabia o el enojo.
• Reforzar la capacidad de definir el problema de optar por la mejor solución, y de aplicarla cabalmente.
• Ofrecer preparación para enfrentar las dificultades de los cambios escolares y laborales.
• Reforzar los conceptos de protección familiar y procreación responsable.
• Fomentar la habilidad de reconocer esfuerzos y logros.
• Desarrollar la capacidad de comunicación afectiva.
• Aclarar los roles y favorecer el establecimiento de límites razonables para todos los miembros de una familia.
• Favorecer la presencia de al menos un adulto significativo para el niño (puede ser un educador, amigo, cuidador, familiar no directo).
Las acciones que promuevan conductas deseables o esperables, no deben ser impuestas en este tipo de niños, porque podrían reaccionar de manera adversa, y perderse todo el trabajo realizado.
Virginia Otárola, Ximena González y Adriana Gallo- 4ºB
Nota: dada la extensión de nuestros comentarios, quedaron cortados en tres textos, uno a continuación de otro.
Es la tecnología, que no permite reflexionar largamente...
La sociedad tiene un efecto determinante sobre la personalidad. Esta sociedad se compone de individuos y la manera en que éstos se comportan constituye su cultura. El individuo aprende las formas de comportamiento admitidas por su grupo y tiende a adoptar el tipo de personalidad que se considera deseable. Es decir que las experiencias infantiles estructuran la personalidad. Las mismas dependen de las actitudes adoptadas por los adultos.
La personalidad básica son el conjunto de rasgos de personalidad que comparten los individuos de una misma cultura por obra de la educación recibida. Este es el caso de los niños “de calle dura” o “fugadores”, se los llama así porque no permanecen en ninguna propuesta o institución el tiempo suficiente como para poder realizar un trabajo educativo; el impulso de la calle es más fuerte; vuelven a ella por adicción a la pasta base, la adrenalina de una pelea. En ella se exponen a problemas de salud, robos, abusos, muchas veces no comen o no duermen, sufren maltratos o violencias, riesgos sexuales, pero a pesar de todo esto el impulso por volver a la calle es demasiado fuerte; esto se debe a que la calle es el ámbito en el que crecieron, en la calle aprendieron las normas de comportamiento admitidas por su grupo. En las características de la personalidad básica de estos niños se destaca: que son inseguros, inclinados a los juegos violentos, fáciles para la agresión física, desconfiados, inestables, tiene un escaso autocontrol sienten miedo y rechazo; en el terreno de los aprendizajes escolares no encuentran motivación, tiene inferioridad de nivel de aspiraciones escolares y le cuesta encontrar caminos positivos . Éstos niños han vivido y formado parte de su personalidad básica en la calle, como consecuencia de múltiples situaciones vividas. En definitiva se sienten más seguros en la calle ya que en ella se encuentran con grupos de personas en su misma situación
.
La educación que recibieron moldeó su personalidad de tal manera que son presas de una formación inicial, es por este motivo que a pesar de tener la oportunidad de vivir en un internado con beneficios de comida, cama, atención, juegos, posibilidad de realizar deportes; ellos vuelven a la calle ya que este es el ámbito en el cual crecieron y al cual se adaptaron y aprendieron a sobrevivir de sus riesgos es por ello que tienden a rechazar una inserción a la sociedad, se niegan a cambiar su modo de vida y sus formas de comportamiento.
Considero que Por tanto no hay que darlos como casos perdidos, en los cuales no merece la pena invertir esfuerzos personales sino que es necesario realizar un abordaje global del problema tanto a nivel individual como a nivel de la institución.
Dayana Burel 4ª/b
¿Cómo será la PB de estos niños de "calle dura"? 4º B.
Sofía Peluaga, Natalia Giani, Ana Claudia Fleitas, Laura Chavez.
Nosotras consideramos que los niños de “calle dura” se caracterizan por tener una personalidad violenta, son reticentes al afecto, a las demostraciones de cariño, desconfiados, tristes, etc.
En cuanto a la conformación familiar, podemos decir que es típicamente numerosa, y carente de valores. Como consecuencia, estos niños suelen ser victimas de violencia por parte de sus padres e incluso hermanos mayores. Cuando decimos “violencia”, nos referimos tanto a física como psicológica, siendo víctimas de violaciones e incluso viviendo situaciones de incesto como algo normal y aceptado en su entorno. Es común que no tengan al día, vacunas, asistencia médica, que no presenten documento de identidad, etc.
Los padres por lo general los abandonan o los utilizan para conseguir dinero para cubrir sus adicciones como alcohol o drogas. Muchas veces, cuando regresan a su casa son víctimas de golpes e insultos si no traen los que se les exige. En ocasiones, ni siquiera conocen a sus padres y son criados por tíos, hermanos o parejas casuales de uno de sus padres.
Dadas estas características detalladas anteriormente, pensamos que son vulnerables a repetir estos prototipos de familia, donde la violencia, la falta de alimentación y el abuso son moneda corriente.
Estos niños también son propensos a convertirse en adictos ya que el uso de drogas es una forma de evadir la realidad que les toca vivir, por ejemplo superar las situaciones de hambre, frío, miedo, tristeza, soledad, etc.
También es común que formen pandillas o bandas, lideradas por el más fuerte, entendiéndose por “fuerte” a aquel que comete más delitos, el que “mete más miedo” , el que “vive al límite”, “al borde de la cornisa”.
Muchos son correos para pequeñas dosis de drogas, que son pagadas con un poco de alimento, pegamento o marihuana.
Presentan deterioro físico y emocional que no les permite proyectarse a futuro y tomar la decisión de modificar su vida, para ellos “no hay futuro”.
En relación a la educación, estos niños se identifican por su ausentismo escolar, desinterés, problemas de aprendizajes producto de la mala alimentación de la madre, ausencia de controles prenatales, maltratos, uso de sustancias durante el embarazo como por ejemplo cigarrillos, alcohol, drogas. Además, presentan altas tasas de repetición escolar, no llegando en su mayoría a secundaria.
Un elevado número de estos niños y adolescentes ya ha pasado por instancias judiciales, presentando algunos un ciclo policía-juzgado-instituto-calle, proceso que los va deteriorando aún más.
Su actividad sexual comienza a edades tempranas, los embarazos en adolescentes son muy frecuentes. Se ganan la vida realizando actividades intermitentes como lavar o cuidar autos, venta ambulante, pedir limosna, robar o la prostitución.
En conclusión, son niños violentos porque viven violencia, sufren el desamparo de sus familias y el de la sociedad misma, muchas veces son objeto de burlas, y discriminación, de la que todos formamos parte. Etiquetamos a los niños, como niños de contexto, como el diferente, el que no aprende, el que ya está perdido, el que “no tiene vuelta atrás”.
Analizando el texto “los niños de la calle dura”, podemos decir, que estos niños tienen una personalidad básica la cual se manifiesta a través de la inseguridad, agresividad, depresión, miedo, rechazo y desconfianza ante otras personas. Esto se debe a que estos niños no han recibido la contención necesaria de parte de su familia para poder enfrentar las diversas situaciones de la vida, carecen de su núcleo familiar, otros son víctimas de abusos, maltrato y actos violentos ya que el contexto que rodea al niño, condiciona la personalidad básica de éstos. Según Kardiner la experiencia social en la familia, especialmente durante los primeros años de crianza de los niños y las técnicas de subsistencia (es decir las instituciones primarias como la familia, con sus pautas y técnicas asociadas a la crianza de estos), dan lugar a estructuras de personalidad básica comunes para la mayoría de los miembros de la sociedad.
Según este autor, el término personalidad básica se refiere a las habilidades psicológicas adaptativas compartidas por todos o la mayoría de los miembros de la sociedad. Kardiner, que era un neofreudiano destacaba tanto a las influencias formativas de la niñez como a la importancia de los determinantes culturales, sosteniendo que las instituciones primarias eran una influencia clave en la personalidad básica. Porque a través de la interacción, las características de las instituciones primarias son proyectadas para moldear a las instituciones secundarias tales como la religión, mitología, sistemas de creencias, la ideología y la política, etc.
Debido a las situaciones que estos niños vivieron, el resultado de esto fue el de abandonar su hogar, familia, muchas veces por su propia voluntad y otras por los padres. Encontrando en la calle libertad, refugio y seguridad, reforzándose a través del vínculo o lazos con otros niños, adolescentes y adultos que han pasado por situaciones similares. Formándose con estos “bandas” o grupos, los cuales tienen reglas, roles, normas, códigos propios para su convivencia, diferentes del resto de la sociedad en la cual están inmersos.
En nuestra sociedad existen refugios para revertir estas situaciones. Lo que sucedió con los niños de la calle dura fue una reacción normal según a la forma de vida que han llevado(violencia, agresividad, inseguridad, etc).
Nosotras como docentes debemos tener en cuenta la forma de vida de cada niño en nuestras aulas, para lograr una enseñanza y aprendizaje favorable
Gisela Cabrera, Micaela Frábega, Andrea Melgar, Adriana Colosito 4ºb
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