“La filosofía-así en singular-no existe. Esta palabra no significa más que amor al saber. Expresa una actitud, un anhelo, un estado de ánimo: el deseo de llevar nuestro conocimiento hasta sus últimos límites. No es, pues, un saber concreto y transmisible sino una actitud espiritual: en ocasiones esta se puede sugerir y aún encaminar, cuando preexiste una disposición espontánea. Se adquiere así el hábito de dar al pensamiento una dirección determinada, a vincular el caso particular a conceptos generales, a ver en el hecho más común un problema, a empeñar el esfuerzo de la mente en una contienda con lo desconocido, a superar la limitación individual. Y esta tensión espiritual, este afán de saber, es el mejor provecho de los estudios filosóficos. La mera erudición es un peso muerto, como la carga de la acémila”
ALEJANDRO KORN . (Filósofo y psiquiatra argentino 1860-1936)
(Korn, A.“Sistema Filosófico” Edit: Nova )
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“Como la filosofía es indispensable al hombre, está en todo tiempo ahí, públicamente, en los refranes tradicionales, en apotegmas filosóficos corrientes, en convicciones dominantes, como por ejemplo en el lenguaje de los espíritus ilustrados, de las ideas y creencias políticas, pero ante todo, desde el comienzo de la historia, en los mitos. No hay manera de escapar a la filosofía. La cuestión es tán solo si será conciente o no, si será buena o mala, confusa o clara. Quien rechaza la filosofía, profesa también una filosofía, pero sin ser conciente de ella.
¿Qué es pues, la filosofía, que se manifiesta tan universalmente bajo tan singulares formas?
La palabra griega filósofo (philosophos) se formó en oposición a sophós. Se trata del amante del conocimiento (del saber) a diferencia de aquel que estando en posesión del conocimiento se llamaba sapiente o sabio. Este sentido de la palabra ha persistido hasta hoy: la búsqueda de la verdad, no la posesión de ella, es la esencia de la filosofía, por frecuentemente que se la traicione en el dogmatismo, esto es, en un saber enunciado en proposiciones, definitivo, perfeccionado, enseñable. Filosofía quiere decir: ir de camino. Sus preguntas son más esenciales que sus respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta.”
KARL JASPERS. (Filósofo alemán. 1883-1968)
(Jaspers, K. “La filosofía”. Edit.: F.C.E.)
Para reflexionar:
1- ¿Cuál es la diferencia entre el filósofo y el sabio.
2- ¿Por qué el dogmatismo traiciona a la verdadera filosofía?
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BERTRAND RUSSELL: “EL VALOR DE LA FILOSOFÍA”
“El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón. Para este hombre el mundo tiende a hacerse preciso, definido, obvio; los objetos habituales no le suscitan problema alguno, y las posibilidades no familiares son desdeñosamente rechazadas. Desde el momento en que empezamos a filosofar, hallamos, por el contrario, que aún los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales solo podemos dar respuestas muy incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre. Así, al disminuir nuestro sentimiento de certeza sobre lo que las cosas son,, aumenta en alto grado nuestro conocimiento de lo que pueden ser; rechaza el dogmatismo algo arrogante de los que no se han introducido jamás en la región de la duda liberadora y guarda vivaz nuestro sentido de la admiración, presentando los objetos familiares en un aspecto no familiar.
Aparte de esta utilidad de mostrarnos posibilidades insospechadas, la filosofía tiene un valor –tal vez su máximo valor- por la grandeza de los objetos que contempla, y la liberación de los intereses mezquinos y personales que resultan de aquella contemplación. La vida del hombre instintivo se halla cerrada en el circuito de sus intereses privados: la familia y los amigos pueden incluirse en ella, pero el resto del mundo no entra en consideración, salvo en lo que puede ayudar o entorpecer lo que forma parte del círculo de los deseos instintivos. Esta vida tiene algo de febril y limitado. En comparación con ella, la vida del filósofo es serena y libre. El mundo privado de los intereses instintivos, es pequeño en medio de un mundo grande y poderoso que debe, tarde o temprano, arruinar nuestro mundo peculiar. Salvo si ensanchamos de tal modo nuestros intereses que incluyamos en ellos el mundo entero, permanecemos como una guarnición en una fortaleza sitiada, sabiendo que el enemigo nos impide escapar y que la rendición final es inevitable.
Este género de vida no conoce la paz, sino una constante guerra entre la insistencia del deseo y la importancia del querer. Si nuestra vida ha de ser grande y libre, debemos escapar, de uno u otro modo, a esta prisión y a esta guerra.”
Para reflexionar:
1-¿De qué es prisionero el hombre común que no filosofa nunca?
2-¿Por qué –según B.Russel _ es liberadora la filosofía?
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TEXTO DE CICERÓN.
...Todos los que ponían sus afanes en la contemplación de las cosas eran considerados y llamados sabios, y este su nombre duró hasta el tiempo de Pitágoras quien trató docta y discretamente algunas cuestiones; y como León se hubiera quedado admirado de su talento y elocuencia preguntó de qué arte hacía principalmente profesión; a lo que Pitágoras respondió que arte él no sabía ninguno, sino que era filósofo.
Admirado León de la novedad del nombre, le preguntó quiénes eran, pues, los filósofos, y qué diferencia había entre ellos y los demás; y Pitágoras respondió que le parecían cosas semejantes la vida del hombre y la feria que se celebraba con toda la pompa de los juegos ante el concurso de la Grecia entera; pues igual que allí, unos aspiraban con la destreza de sus cuerpos a la gloria y nombre de una corona, otros eran traídos por el lucro y el deseo de comprar y vender, pero había una clase, y precisamente la formada en mayor proporción de hombres libres, que no buscaban ni el aplauso ni el lucro, sino que acudían por ver, y observaban con afán lo que se hacía y de qué modo. También nosotros, como para concurrir a una feria desde una ciudad habríamos partido para esta vida desde otra vida y naturaleza, los unos para servir a la gloria, los otros al dinero, habiendo unos pocos que, teniendo todo lo demás por nada, consideraban con afán la naturaleza de las cosas, los cuales se llamaban afanosos de sabiduría, esto es, filósofos.”
Para reflexionar:
1-¿Cuáles son los tres grandes grupos de seres huamanos que distingue Pitágoras?
2-¿Quiénes integrarían cada grupo en la sociedad actual?
3-Analizar cuál es la concepción del filósofo tal como lo describe Pitágoras.
FILOSOFÍA Y PENSAMIENTO MÍTICO
(Extraído de “El Mundo de Sofía”de J. Gaarder con supresión de algunos párrafos)
Por filosofía entendemos una manera de pensar totalmente nueva que surgió en Grecia alrededor del año 600 antes de Cristo. Hasta entonces, habían sido las distintas religiones las que habían dado a la gente las respuestas a todas esas preguntas que se hacían. Esas explicaciones religiosas se transmitieron de generación en generación a través de los mitos. Un mito es un relato sobre dioses, un relato que pretende explicar el principio de la vida.
Por todo el mundo han surgido en el transcurso de los milenios, una enorme flora de explicaciones míticas a las cuestiones filosóficas. Los filósofos griegos intentaron enseñar a los seres humanos que no debían fiarse de tales explicaciones.
Antes de que el cristianismo llegara a Noruega, la gente creía que Tor viajaba por el cielo en un carro tirado por dos machos cabríos. Cuando agitaba su martillo, había truenos y rayos.
La lluvia tenía una importancia vital para los agricultores, por eso Tor fue adorado como el dios de la fertilidad.
Los vikingos se imaginaban que el mundo habitado era una isla constantemente amenazada por peligros externos. A esa parte del mundo la llamaban “Midgard” (el patio del medio). Fuera de Midgard estaba “Utgard” (el patio de afuera). Aquí vivían los peligrosos “trolls”, los gigantes que constantemente intentaban destruir el mundo mediante astutos trucos. A esos monstruos malvados se les suele llamar “fuerzas del caos”.
Tanto en la religión nórdica como en la mayor parte de otras culturas, los seres humanos tenían la sensación de que había un delicado equilibrio de poder entre las fuerzas del bien y del mal.
La gente no podía quedarse sentada de brazos cruzados esperando a que interviniesen los dioses cuando amenazaban las desgracias –tales como sequías o epidemias-. Las personas tenían que tomar parte activa en la lucha contra el mal. Esta participación se llevaba a cabo mediante distintos actos religiosos o ritos.
El acto religioso más importante era el sacrificio. Los seres humanos tenían que hacer sacrificios a los dioses para que estos reunieran fuerzas para combatir a las fuerzas del caos. Era bastante corriente sacrificar un animal, y también seres humanos.
Alrededor del año 700 A. C., gran parte de los mitos griegos fueron plasmados por escrito por Homero y Hesíodo. Al tener escritos los mitos se hizo posible discutirlos.
Los primeros filósofos griegos criticaron la mitología de Homero sólo porque los dioses se parecían mucho a los seres humanos y porque eran igual de egoístas que nosotros. Por primera vez se dijo que quizás los mitos no fueran más que imaginaciones humanas. Jenófanes dijo:
“Los seres humanos se han creado dioses a su propia imagen. Creen que los dioses han nacido y que tienen cuerpo, vestidos e idioma como nosotros. Los negros piensan que los dioses son negros y chatos, los tracios los imaginan rubios y con ojos azules. ¡Incluso si los bueyes, caballos y leones hubiesen sabido pintar, habrían representado dioses con aspecto de bueyes, caballos y leones ¡”
Así pues, el mito, intenta dar a los seres humanos, respuestas a algo que no entiende. Pero los primeros filósofos intentaron respuestas diferentes.
Intentaron entender el mundo, hallar un conocimiento basado en la experiencia y en la razón.
Para reflexionar:
1- ¿Es cierta la afirmación de Jenófanes?
2- ¿Por qué crees que esto es así?
3-“Dios creó al hombre a su imagen y semejanza”... ¿o al revés?
4- Los rostros conocidos de Buda, Iemanjá o Jesucristo, ¿son reales? ¿cuál es su origen?
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"EL MUNDO DE SOFÍA." (J. Gaarder) Selección de fragmentos del Cap.I.
Sofía Amundsen volvía a casa después del instituto. La primera parte del camino la había hecho en compañía de Jorunn. Habían hablado de robots. Jorunn opinaba que el cerebro humano era como un sofisticado ordenador. Sofía no estaba muy segura de estar de acuerdo. Un ser humano tenía que ser algo más que una máquina.
Era uno de los primeros días de mayo. En algunos jardines se veían tupidas coronas de narcisos bajo los árboles frutales. Los abedules tenían ya una fina capa de encaje verde.
¡Era curioso ver cómo todo empezaba a crecer y brotar en esa época del año! ¿Cuál era la causa de que kilos y kilos de esa materia vegetal verde saliera a chorros de la tierra inanimada en cuanto las temperaturas subían y desaparecían los últimos restos de nieve?
Sofía miró el buzón al abrir la verja de su jardín. Solía haber un montón de cartas de propaganda y unos sobres grandes para su madre.
Ese día solo había una pequeña carta en el buzón, y era para Sofía.
“Sofía Amundsen”, ponía en el pequeño sobre. “Camino del Trébol 3” Eso era todo. No ponía quién la enviaba y ni siquiera tenía sellos.
En cuanto hubo cerrado la puerta de la verja Sofía abrió el sobre. Lo único que encontró fue una notita, tan pequeña como el sobre que la contenía. En la notita ponía: “¿Quién eres?”
No ponía nada más. No traía ni saludos ni remitente, solo esas dos palabras escritas a mano con grandes interrogaciones.
Volvió a mirar el sobre. Pues si, la carta era para ella ¿Pero quién la había dejado en el buzón?
Sofía se quitó la mochila y puso un plato con comida para el gato. Luego se dejó caer en una banqueta de la cocina con la misteriosa carta en la mano.
¿Quién eres?
En realidad no lo sabía. Era Sofía Amundsen, naturalmente, pero ¿quién era eso? Aún no lo había averiguado del todo.
¿Y si se hubiera llamado algo completamente distinto? Ana Knutsem, por ejemplo. En ese caso ¿habría sido otra?
De pronto se acordó que su padre había querido que se llamara Synove. Sofía intentaba imaginarse que extendía la mano presentándose como Synnove Amundsen, pero no, no servía. Todo el tiempo era otra chica la que se presentaba.
Se puso de pie de un salto y entró en el cuarto de baño con la extraña carta en la mano. Se colocó delante del espejo, y se miró fijamente a sí misma.
-Soy Sofía Amundsen – dijo.
-¿Quién eres?- preguntó.
No obtuvo respuesta tampoco ahora, pero durante un breve instante llegó a dudar de si era ella o la del espejo la que había hecho la pregunta.
Sofía no había estado nunca muy contenta con su aspecto. Su nariz era demasiado pequeña y su boca demasiado grande. Lo peor de todo era ese pelo liso que era imposible de arreglar. En el pelo de Sofía no servían ni el gel ni el spray.
¿No resultaba extraño no saber quién era? ¿No resultaba injusto no haber podido decidir su propio aspecto?. Simplemente había surgido así como así. A lo mejor podía elegir a sus amigos, pero no se había elegido a sí misma. Ni siquiera había elegido ser un ser humano. ¿Qué era un ser humano?
Estoy en el mundo ahora, pensó. Pero un día habré desaparecido del todo. ¿Habría alguna vida más allá de la muerte? El gato ignoraba por completo esa cuestión. ¿No era injusto que la vida tuviera que acabarse alguna vez?
Quizás debiera mirar si había algo más en el buzón. Sofía corrió hacia la verja y levantó la tapa verde. Se sobresaltó al descubrir un sobre idéntico al primero. También en ese nombre ponía su nombre. Abrió el sobre y sacó una nota igual a la primera
¿De dónde venía el mundo?, decía.
No tengo la más remota idea, pensó Sofía. Nadie sabe esas cosas, supongo.
Pues no lo sabía. Sabía que la Tierra no era sino un pequeño planeta en el inmenso universo. ¿Pero de dónde venía el universo?
Podía ser que el universo hubiera existido siempre; en ese caso, no sería preciso buscar una respuesta sobre su procedencia. ¿Pero podía existir algo desde siempre?
Había algo dentro de ella que protestaba contra eso. Todo lo que es, tiene que haber tenido algún principio. De modo que el universo tuvo que haber nacido en algún momento de algo distinto.
Pero si el universo hubiera nacido de repente de otra cosa, entonces esa otra cosa tendría a su vez que haber nacido de otra cosa. Sofía entendió que simplemente había aplazado el problema. Al fin y al cabo, algo tuvo que surgir en algún momento de donde no había nada de nada. ¿Pero era eso posible? ¿No resultaba eso tan imposible como pensar que el mundo había existido siempre?
En el colegio aprendían que Dios había creado el mundo, y ahora Sofía intentó aceptar esa solución al problema como la mejor. Pero volvió a pensar en lo mismo. Podía aceptar que Dios había creado el universo, ¿pero y el propio Dios, que? ¿Se creó él a sí mismo partiendo de la nada? De nuevo había algo dentro de ella que se rebelaba. Aunque Dios seguramente pudo haber creado esto y aquello, no habría sabido crearse a sí mismo sin tener antes un “si mismo” con lo que crear. En ese caso, solo quedaba una posibilidad: Dios había existido siempre. ¡Pero si ella ya había rechazado esa posibilidad! Todo lo que existe tiene que haber tenido un principio.
Para reflexionar:
1-¿Qué es un ser humano?
2-¿Quién eres?
3-¿Quién hizo el mundo?
4-¿Quién "enseñó" a la naturaleza a reverdecer en cada primavera?
miércoles, 2 de abril de 2008
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