miércoles, 12 de marzo de 2008

aproximación al problema del conocimiento

El problema del conocimiento es uno de los tantos problemas filosóficos y de él se ocupa la gnoseología. La gnoseología es una parte de la filosofía que se pregunta:
¿cómo podemos conocer?
¿es posible el conocimiento de algo?
¿conocemos las cosas tal cual son? etc.
Nicolai Hartmann, en la “Metafísica del Conocimiento” analiza de este modo el fenómeno del conocimiento:
En todo conocimiento se hallan frente a frente un sujeto cognoscente (el ser humano) y un objeto a conocer. La relación existente entre ambos es el conocimiento mismo.. Ambos están separados y frente a frente desde un comienzo. La palabra objeto (objectus) significa: puesto enfrente.
El sujeto del conocimiento solo es sujeto para el objeto y el objeto del conocimiento, solo es objeto para el sujeto. Ambos se hallan en relación recíproca. Los objetos que me rodean sólo son objetos del conocimiento desde el momento en que me dispongo a conocerlos, si no les presto atención me son indiferentes y sólo serán objetos simplemente, pero no objetos del conocimiento. Lo mismo le sucede al sujeto: solo será sujeto del conocimiento cuando tiene intención de conocer al objeto, mientras esto no ocurra, será simplemente sujeto
La relación del conocimiento es bilateral pero no reversible. Sujeto y objeto no son permutables; su función es estrictamente diferente.
La función del sujeto es aprehender al objeto; y la del objeto es ser aprehendido por el sujeto.
Ese aprehender es visto como una salida del sujeto desde su esfera, como un trascender, y una intervención en la esfera del objeto. Luego se produce la captación de las propiedades del objeto y un regreso del sujeto hacia su esfera, trayendo consigo las propiedades del objeto conocido. El sujeto no puede captar las propiedades del objeto sin trascender, y tampoco puede incorporarlas a sí mismo sin regresar a su propia esfera. Por eso el acto del conocimiento se presenta como un acto en tres fases: salir, estar fuera, retorno del sujeto a sí mismo.
En el proceso del conocimiento, el objeto no sufre ninguna modificación. Sus propiedades no se alteran por el hecho de ser captadas por el sujeto. El objeto es totalmente indiferente al hecho de ser conocido. El sujeto, en cambio, no es indiferente: el sujeto se siente atraído por el objeto, y es quien se dirige hacia él.
Por su parte, el sujeto, cuando “regresa” a sí mismo, no trae el objeto consigo, sino que solo trae sus cualidades, sus propiedades, sus características, pero no al objeto en sí. En la mente del sujeto solo puede estar la imagen del objeto, pero no el objeto en sí.
El sujeto es quien se modifica en el acto del conocimiento. El objeto permanece inalterado e indiferente. El sujeto es quien sufre alteraciones. En su conciencia ha nacido la imagen del objeto.
La imagen es el tercer elemento en la relación. La imagen no es el objeto mismo, pero es su representación, posee sus mismas propiedades. Pero por su ubicación, está dentro de la esfera del sujeto, (en su conciencia o en su mente o en su pensamiento), y además, puede ser modificada por el sujeto.
Para reflexionar:
1-¿Quién es el sujeto y quién es el objeto cuando dos seres humanos intentan conocerse?

El problema del conocimiento admite muchas interrogantes. Una de ellas es la que se refiere a las fuentes u orígenes del conocimiento. Y ante este problema existen dos posiciones: racionalistas y empiristas, y una tercera que es el criticismo de Kant que conjuga argumentos de ambas.
Para los racionalistas, el origen del conocimiento es la razón humana. No creen en la confiabilidad de los sentidos. Para los empiristas, por el contrario, la fuente del conocimiento es la experiencia.
René Descartes, filósofo y matemático del S XVII, es el máximo exponente del racionalismo. Descartes afirma que los sentidos nos engañan. Afirma que nuestros ojos nos dicen que el sol es pequeño, cuando en realidad es inmenso. Afirma también que si miramos desde una ventana hacia la calle (desde lo alto), veremos pasar hombres caminando. Pero en realidad, lo que nuestros ojos nos muestran son solo capas y sombreros; debajo de ellos pueden ir “muñecos de resorte” También afirma, que si tomamos un trozo de cera, nuestros sentidos nos dirán que es de color blanca, que es sólida, que suena al golpearla, y que tiene el perfume de las flores. Pero si la acercamos al fuego, perderá la consistencia sólida, el color blanco, el perfume y el sonido. Sin embargo, nosotros “sabemos” que sigue siendo cera. No es la cera un montón de datos sensoriales: perfume, color, dureza, sino una idea en nuestra mente.
Por eso, afirma Descartes, que si queremos conocer algo, debemos comenzar por destruir todo el falso conocimiento que los sentidos nos han ido suministrando.
Por eso comienza por decir: dudo de todo lo que veo, de todo lo que he aprendido, de todo lo que mis maestros me han enseñado. Muchas veces he soñado que estaba sentado aquí en este mismo sillón junto al fuego, y sin embargo ha sido solo un sueño. ¿Quién me garantiza ahora que no estoy soñando?
Pero en medio de esta duda, una sola cosa es clara: estoy dudando. Y si dudo es porque pienso, y si pienso, entonces existo.
¿Qué soy yo, entonces? Solo eso: una cosa que piensa. Y existo hasta el momento en que mi pensamiento dure.
La idea de la duda es innegable. Es una idea que se presenta a mi espíritu como “clara y distinta”. Es decir que es una evidencia incuestionable. Por eso, para Descartes, el punto de partida de cualquier conocimiento válido es ese: las ideas claras y distintas, sobre las cuales no cabe la menor duda.
Para este filósofo, las ideas de este tipo son innatas. Es decir que nacemos con ellas, y han sido puestas en nuestra mente por Dios. Existen ideas que no necesitan ninguna demostración ni mucho menos verificación empírica: cuando decimos “el todo es mayor que las partes” estamos ante una verdad indudable, su evidencia no es sensorial, sino racional. Es una idea innata.
Para Descartes, lo fundamental era encontrar un método para llegar a la verdad. El método que él propone consta de cuatro reglas.
1° un criterio de verdad que no sea la evidencia sensible sino la evidencia racional.
Como vimos, esta evidencia racional es la existencia de ideas “claras y distintas”.
2°-la segunda regla es la del análisis. Analizar todo hasta sus elementos más simples.
Se trata de reducir un problema complejo en sus elementos más simples, hasta llegar a encontrar una idea clara y distinta.
3°- el tercer paso consiste en recomponer.. Partiendo de elementos simples, que son verdades indudables, se trata de realizar una síntesis válida.
4°en cuarto lugar, hay que revisar todo cuidadosamente, para evitar errores y omisiones.
Como vimos anteriormente, la primera certeza de Descartes es “pienso, luego existo”. De esta verdad, se derivarán por deducción racional la certeza de que todas las cosas existen y de que también hay Dios. Pero todo se deduce, nada se ve con los ojos. La razón se constituye en la base y la fuente del conocimiento humano. Descartes fue un matemático muy destacado. La deducción es el método empleado por la matemática, y es el método que el racionalista acepta como válido. Racionalismo y deducción son los pilares de las ciencias formales: Lógica y Matemáticas.
El empirismo por el contrario, afirma que no existen ideas innatas, que al nacer la mente humana es como una página en blanco, o una “tábula rasa”. En esta página en blanco, la experiencia, los sentidos, irán imprimiendo todos los conocimientos que poseemos. “Nada hay en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos” afirma el empirismo. El empirismo se convirtió en la base de las ciencias fácticas o experimentales, también llamadas ciencias de observación. Solo así pudo la ciencia avanzar: las verdades generales no son conocidas de antemano; el hombre de ciencia ha debido observar, ver, tocar, experimentar con muchos casos particulares, para llegar a la ley general. Inducción y empirismo se unen para dar origen al surgimiento de la física, la química, la biología, o sea las ciencias de la naturaleza, y posteriormente las ciencias sociales.
El empirismo ha tenido muchos representantes. Locke, fue uno de los primeros. También Berkeley. Pero el máximo exponente del empirismo es el inglés David Hume. Hume establece una distinción entre las impresiones y las ideas. Las impresiones están dadas por las sensaciones de cualquier tipo que experimentamos, las segundas son las huellas que quedan de las sensaciones en el pensamiento.
También distingue entre ideas simples e ideas compuestas. Las primeras son indivisibles, como la idea de “rojo”, en cambio la idea de “manzana” es compuesta pues además de rojo, incluye otras ideas más Las impresiones son más fuertes y vivaces que las ideas. No existe una idea simple que no haya sido originada en una impresión sensorial. La impresión precede a la idea, y si tenemos atrofiado algún sentido, no nos formaremos las ideas que de él proceden.
Esto se convierte en un criterio de verdad para las ideas: una idea será verdadera si tiene su origen en la experiencia; si no, será “inventada” por el sujeto.
Hume rechaza la metafísica y la teología, como “saberes Ilusorios”. Solo admite la matemática y la ciencia natural, como conocimientos legítimos.
Para reflexionar:
2- ¿Cómo se aprenden y se enseñan las matemáticas en la escuela: deduciendo, demostrando teoremas en la pizarra o viendo, y manipulando objetos?

El criticismo de Kant es una postura que combina el planteo de racionalistas y empiristas, o que por lo menos, reconoce la verdad parcial que encierran ambas posiciones.
Kant parte de una postura cercana al racionalismo, pero pronto comprende que la razón por sí misma no es la única causa del conocimiento. Es innegable el papel que juega la experiencia, papel que es imposible desconocer. Kant afirma, sin embargo, que la experiencia por sí misma no nos daría nada más que un cúmulo de impresiones amorfas, un conglomerado de sensaciones sin sentido.
Por eso, la solución kantiana consiste en lo siguiente:
-la razón, o sea, la mente humana aporta para el conocimiento las formas puras de la intuición sensible: espacio y tiempo. Estas nociones serían algo así como dos moldes, dos formas vacías de contenido, que se irían llenando con todo el contenido de la experiencia. Son formas a priori, es decir, independientes de toda experiencia.
-los sentidos aportan el conocimiento de las cosas: la materia de la intuición sensible. Y esta materia es ordenada en relaciones de espacio y de tiempo. El espacio y el tiempo, para Kant, no son nada en sí mismos. No son entidades reales. Son solo creaciones de la mente humana. Son formas a priori. Son las condiciones de posibilidad de la experiencia y del conocimiento. El espacio nos permite percibir las cosas como juntas o separadas, como próximas o lejanas. El tiempo es el que nos permite ver las cosas en una sucesión de acontecimientos. Pero no existen por si mismos; son una creación de la mente del hombre.
Gracias a la conjunción de estos dos factores: las formas puras y el contenido de la experiencia, es que se constituye en la mente humana la percepción de algo. Es la formación de las intuiciones. Pero para que esas intuiciones puedan ser identificadas como “algo”, como un libro, como un lápiz o como un objeto cualquiera, a ese “algo” debemos someterlo a las categorías del pensamiento. Hasta aquí el conocimiento se había producido a nivel de la sensibilidad: la sensibilidad es la capacidad de formarnos percepciones o intuiciones sensibles de las cosas que nos rodean. Pero luego esa intuición pasa por el entendimiento. Las intuiciones son sometidas a las categorías.
Las categorías son también formas vacías del entendimiento, que existen en la mente humana como una capacidad, como una condición previa para el conocimiento. Las categorías nos permiten formarnos conceptos Son también moldes vacíos que se aplican a la percepción de las cosas. Así, estas categorías que son doce, según Kant, nos permiten tener ideas, conceptos. Una de las categorías más importantes es la de sustancia, otra es la de causa. Es por eso, que la noción de causa se convierte en una especie de conocimiento que posee una certeza indudable. Porque se adquiere con la experiencia pero se apoya en una categoría a priori del entendimiento.
Según Kant, a las cosas tal cual son, no podemos conocerlas. Sólo tenemos de ellas el conocimiento que nuestra capacidad humana de conocer nos permite. Solo podemos conocer de ellas el fenómeno, es decir lo que se nos muestra, su apariencia. Pero jamás sabremos cómo son las cosas en sí mismas. A esta postura se le llama idealismo. Y se opone al realismo que es la posición opuesta y que afirma que el ser humano es capaz de conocer las cosas tal como son en la realidad; o mejor dicho: que las cosas reales son tal como las percibimos.
Para reflexionar:
3-¿Existen espacio y tiempo o son sólo creaciones de la mente humana?

idealismo y realismo
El problema que encaran estas dos posiciones gnoseológicas: idealismo y realismo, es la respuesta a la pregunta sobre la esencia del conocimiento.
¿Conocemos las cosas tal cual son o sólo la apariencia que revisten para nosotros?
¿Puede el hombre decir que conoce algo realmente?
¿Son los vegetales, las piedras y el agua tal como los vemos?
¿Si tuviéramos un sexto sentido, percibiríamos en ellos propiedades que hoy no advertimos?
La primer respuesta a esto la constituye el realismo. Realismo viene de “res” que significa “cosa”. El realismo afirma que las cosas son tal como las percibimos, y afirma también que el hombre tiene la posibilidad de conocerlo todo.
Para el idealismo, en cambio, todo nuestro conocimiento de las cosas, es lo que nuestro aparato sensorial nos permite conocer de ellas: no sabemos, en realidad, cómo son, sólo sabemos de ellas lo que somos capaces de captar. Por eso es que la idea que tenemos de las cosas, es sólo eso: una idea y nada más. Resulta imposible explicar a una persona ciega de nacimiento, qué significa el rojo, el azul o el verde; del mismo modo si el hombre careciera del sentido de la vista jamás sabríamos que las cosas son rojas verdes o azules, y esas palabras no existirían en nuestro vocabulario. Del mismo modo, puede ocurrir que los objetos que nos rodean posean propiedades que no somos capaces de percibir, porque no tenemos con qué percibirlas.
Berkeley llega al idealismo extremo, al afirmar que no podemos afirmar que el mundo exterior sea real. Porque todo lo que sabemos de él es lo que nos dicen nuestras sensaciones, y nuestras sensaciones son nuestras, están dentro de nuestra conciencia. Esse est percippi es su famosa frase, la cual significa: “el ser de las cosas es ser percibidas”. Y para él las cosas son ideas y nada más que ideas. Algo que no pueda ser percibido por ninguna mente humana en algún momento, sencillamente no existe.
Kant no duda de que las cosas reales existen, pero manifiesta que, en sí mismas, son incognoscibles; sólo podemos conocerlas a través de nuestro instrumental gnoseológico: espacio, tiempo y categorías. Preguntarse por el ser en sí de las cosas, fuera del espacio, el tiempo y las categorías, impuestas por el sujeto, es imposible. Espacio, tiempo, y categorías, son las condiciones de posibilidad del conocimiento; sin ellas, nada podríamos conocer.
La postura de Kant es un idealismo, porque en ella el sujeto elabora, construye o constituye el objeto, a partir de una materia que le es dada desde el mundo exterior.
Solo conocemos –según Kant- el fenómeno, es decir, el aparecer de la cosa en la conciencia una vez que ha sido organizada, ordenada por las formas a priori de la sensibilidad: espacio y tiempo.
Aristóteles, el filósofo griego del S III A.C. fue el primer realista. Afirmaba que lo que existen son las cosas que nos rodean. Las cosas son reales. Y en cada cosa es posible descubrir cuatro causas: causa material, causa formal, causa eficiente y causa final.
Así, por ejemplo, en una mesa, la causa material sería la madera, la causa formal sería la forma de mesa (redonda o cuadrada, no importa, pero con forma de mesa) , la causa eficiente sería el carpintero o el artesano que la fabricó, y la causa final sería la finalidad, el para qué fue construida. En el caso de la mesa, la causa final sería para comer, para escribir, etc.
Para reflexionar:
4- ¿Son las cosas tal como las vemos como afirma el realismo?
5- ¿Qué propiedades tiene para nosotros la hoja de una planta? Descríbela.
¿Cómo la describiría un insecto o un caracol que se alimenta de ella?
¿Cómo es en realidad la hoja, como la vemos nosotros a simple vista, como nos la muestra el microscopio, o como la percibe el insecto?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

RESPUESTAS AL TEXTO “APROXIMACIONES AL CONOCIMIENTO DE FILOSOFÍA”.
Andrés Noria – Laura Salomone 4º A

1 - La diferencia entre el filósofo y el sabio es que el primero nombrado siente amor por la búsqueda del saber, y ésta búsqueda resulta ser inacabable ya que de cada nueva respuesta encontrada surgirán más preguntas, el filósofo no se apodera del saber y lo tilda en su mente como saber incorporado, esto lo hacen los sabios que toman la verdad como única y definitiva, la verdad del filósofo no tiene límites, el seguirá indagando aún hasta en los problemas más simples, el acumular conocimientos de varias disciplinas no quiere decir nada para el filósofo, si ese conocimiento está quieto e intacto, pero para el sabio esto es fundamental para definirse como tal.

2 – El dogmatismo traiciona a la verdadera filosofía, porque el dogmatismo es un saber enunciado en proposiciones, es enseñable, definitivo, perfeccionado, a diferencia de la filosofía que no es un saber transmisible sino una actitud espiritual, que puede ser sugerida o encaminada siempre que haya una predisposición espontánea de la dos partes, además a diferencia del dogmatismo la filosofía busca el saber de manera continua, no se conforma con la verdad absoluta, en el caso del dogmatismo las verdades son concretas.

Lucía Suárez dijo...

Repuestas el texto "Aproximación al problema del conocimiento"

1- Para nosotros ambos seres humanos son sujeto y objeto de conocimientos, se da una relación bidireccional, los dos quieren conocer y los dos serán conocidos.

2-Según Piaget, el niño primero agrupa y comprueba que cuando reúne, la cantidad aumenta, pero cuando quita la cantidad disminuye.Posteriormente podrá representar esta acción con símbolos, será capaz de restar y sumar números. Esto solo podrá hacerlo una vez que lo haya realizado muchas veces en su juego, con sus propias manos.
Hacia los siete años, el niño es capaz de realizar operaciones matamáticas. Ha adquirido la noción de cantidad y conoce la numeración. Pero en esta etapa, el pensamiento lógico matemático estará muy ligado todavia a la acción, al tocar, al ver, al manipilar objetos.

2ºA
Milena Berrondo
Lucia Suarez
Cecilia Estepovoy

Gimena dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gimena dijo...

1- En este caso ambos son sujetos y ambos son objetos, por que los dos seres humanos pretenden conocerse. Ya que, el sujeto del conocimiento solo es sujeto para el objeto del conocimiento, solo es objeto para el sujeto. Ambos se encuentran en relación recíproca. Los objetos que me rodean sólo son objetos del conocimiento desde el momento en que me dispongo a conocerlos, si no les presto atención me son indiferentes y sólo seran objetos simplemente.

2- Las matemáticas se aprenden y se enseñan viendo y manipulando objetos. Por ejemplo para los niños es más fácil aprender a sumar y restar si lo enseñamos con caramelos u otros objetos.

2° año A
Yeniffer Rava.
Gimena Ramon.
Marcia Larrañaga.
Gimena Cáceres.

Maestra de Apoyo Ceibal dijo...

Grupo: Alejandra Deluca-Catalina Pérez. 4ºB
1- Kamala y Amala eran seres humanos cuando fueron encontradas?
Cosideramos que son seres humanos, pero al no estar en contacto con otros de la misma especie su cerbro no se desarrolló. Porque el cerebro del ser humano tiene al momento del nacimiento un 29% de maduración y lo va completando a medida que va creciendo e interactuando con sus iguales.
Ésto no sucedió con las niñas ya que las mismas fueron creciendo con animales salvajes. Quizás si las niñas no hubieran fallecido podrían haber alcanzado algún grado más de madurez, aunque no acorde a su edad.
2-¿Cómo le explicarías a un extraterrestre que no nos conociera, qué es el ser humano?
En primer lugar le explicaríamos el aspecto físico: "cuerpo erguido, un par de extremidades superiores e inferiores, en la parte superior la cabeza que contiene los ojos con los cuales podemos observar nuestro entorno, etc. También poseemos un cerebro que comanda nuestras acciones.
Concluyendo sería tarea muy difícil porque habría que definirle por ejemplo qué es una extremidad y así sucesivamente. (Cuando nos encontremos con uno vemos como le explicamos)

nazarena dijo...

Cuando dos seres humanos quieren conocerse, son ambos los que cumplen las dos funciones: sujeto y objeto.
Esto ocurre por ser dos seres humanos pensantes.

Gissel dijo...

Elisa, Jorge, Gissel.
Lo que podemos decir es que cuando tenemos dos seres humanos que pretenden conocerse mutuamente, el sujeto en primera instancia va a ser uno de ellos y el objeto,la otra persona;esto quiere decir que existe un cambio de roles entre ellos.
En cambio en el caso de que una persona se interese por conocer un objeto, la relación cambia.
Siempre va a haber una relación entre ellos que no va a ser recíproca como en el caso anterior, solo el sujeto va a tomar las características del objeto,en este caso el sujeto es modificado, pero el objeto no.

Sms dijo...

En este caso ambos son sujeto y objeto de conocimiento, existe una relación bidireccional donde uno es primero objeto y luego el mismo pasa a ser sujeto.
En esta situación el conocimiento es reversible porque al cambiar de roles tanto objeto y sujeto se conocen mutuamente, de esta manera el objeto no solo es estudiado sino que también estudia del sujeto.
Ambos se sienten atraídos y a su vez cada uno toma propiedades del otro, por lo tanto los dos sufren cambios, ya que en este caso los 2 son sujetos.

2º C Silvina Recoba Stefany Dalto Marylin Barreiro

veronica.p dijo...

En nuestra opinión las dos personas cumplen el papel de sujeto-objeto, por ejemplo la persona A es sujeto cuando quiere conocer a la persona B quien actúa de objeto. A su vez, la persona B actuará de sujeto cunado intenta conocer a la persona A quién será el objeto. Ambos en su calidad de sujetos sufrirán los cambios correspondientes que se dan cuando existe este tipo de relación.
Laura Siré, Verónica Padilla, Enrique Sordini.